Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - La eficiencia resbala. Tiene una enjabonadura gruesa que usa para articular sus defensas. Como cómplice, y con similar estrategia para las evasiones, cuenta con la productividad.

Ambas se ponen de acuerdo para escabullirse entre esas persecuciones que organiza el partido comunista y después, en la lejanía, ejercitan el arte de la trompetilla y la burla en sus versiones más descarnadas.

Por más intentos que se pongan la práctica, al final se repite el escenario de los cazadores burlados y el par de objetivos disfrutando de una ilimitada capacidad  de salirse con las suyas.

Orlando Lugo, presidente de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños), unas de las entidades que monopolizan el sector agropecuario en Cuba, se empeña en desplazar el fracaso a la hora de comenzar otra ronda de cacería con el fin de poner bajo custodia a la eficiencia y la productividad.

Eso ha pretendido en una reciente reunión con varias decenas de campesinos integrantes de la Cooperativa Agropecuaria (CPA) Mártires de Barbados, situada en la región de Cienfuegos, a 230 km al este de La Habana.

El funcionario, también miembro del Consejo de Estado, quiere que se cumplan los compromisos contraídos entre las partes, y no volver al viejo procedimiento de un acto que queda entre el rito ceremonial y el intercambio de palabras huecas que terminan en consecuencias totalmente divorciadas a lo acordado en los documentos.

Al final de la historia, lo único eficiente es la locuacidad y el hábil desempeño gestual de un burócrata, que finalmente logra vender una imagen de ciudadano responsable y poseedor de la llave para abrir la puerta, tras la que se esconden las verdaderas soluciones. Lo cierto es que los bajos rendimientos, el pésimo empleo de los recursos y una interminable lista de problemas, se roban el show.

Se insiste en remediar la situación con parches retóricos y medidas confeccionadas con el hacha de una ideología que todavía corta al margen de su intensivo y prolongado uso. Con esa arma decapitaron al pragmatismo. ¿Y qué decir del corte transversal a la coherencia y al sentido común? 
 
 Valga traer a colación uno de esos disparates que explican la escasez, los precios exorbitantes y la baja calidad de los productos agropecuarios. Por ejemplo, después que las empresas del sector establecen los convenios con los productores para determinar los productos a sembrar, entrega de insumos, entre otros asuntos puntuales; los precios son establecidos por los Consejos de Administración Provincial. Esta realidad es un producto de la excesiva planificación y de controles que sirven para estimular las corruptelas y obstaculizar el crecimiento en las ofertas.

No creo que la esperanza de Lugo Fonte de revertir los índices negativos, sea legítima. Lleva muchos años como presidente de la ANAP y es obvio que sepa, con lujo de detalles las causas fundamentales de la decadencia en la agricultura. Es un personaje de la nomenclatura y no va salirse del guión. Le basta con pasearse por las cooperativas, impartir el sermón seudo revolucionario y poner en perspectiva las últimas directrices que conducen a una definitiva solución.

El Congreso de la ANAP es en mayo de este año. Hay que multiplicar el número de reuniones y los compromisos. No importa que el boniato siga en falta, que en una libra de bistec de cerdo se escape alrededor de la séptima parte del salario promedio y que los precios de una piña causen vértigo.

El almacén de palabras está  rebosado. Entonces, si de superproducciones se trata, pensemos en las promesas.