Adolfo Pablo Borrazá

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Fue por llamar traidor a un Castro que sufrió prisión y destierro nuestro Apóstol. Cuando José Martí y su amigo Fermín Valdés Domínguez escribieron una carta en la que tildaban de traidor a un compañero de estudios por alistarse en el ejército español, lo condenaron a 6 años de cárcel.  El destinatario de la carta martiana se llamaba Carlos de Castro y Castro.

Tenía Martí 16 años. En la prisión conoció el trabajo forzado y los malos tratos de las autoridades españolas. Luego de varias gestiones realizadas por su padre, le conmutaron la pena y lo desterraron a España, que en aquel momento era el castigo más humillante que le podían imponer a un cubano. 

Casi 60 años después de la muerte del Apóstol, otro Castro –Fidel- proclamó que Martí era el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada, planeado y dirigido por el.

Castro -Fidel- que dice ser un eterno revolucionario, anunció que su gobierno seguiría fielmente el ideario martiano, pero poco después de su triunfo comenzó a encarcelar y fusilar a centenares cubanos que no compartían sus ideas marxistas; ideas nada afines con las de Martí. Muchos de los condenados por Castro tenían apenas dos o tres años más que Martí cuando fue a prisión. 

En la primavera de 2003 el régimen castrista arrestó y condenó a penas de 20 y más años  de cárcel a 75 opositores pacíficos y periodistas independientes. Estos opositores, sólo denunciaban, como hiciera Martí en su tiempo, la traición de Castro, los abusos e injusticias de su gobierno. La mayoría de los pocos presos de este grupo indultados a causa de su mala salud, han corrido la misma suerte de Martí: el destierro. 

Fidel y Raúl, como Martí, hijos de un soldado español, se proclamaron los más fieles seguidores de Martí, pero olvidaron que el Maestro dijo: “La Patria es dicha, dolor y cielo de todos y no feudo ni capellanía de nadie”.