Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, CUBA, enero (www.cubanet.org) - Latinobarómetro es una organización sin fines de lucro, con sede en Santiago de Chile, que desde 1995 realiza estudios de opinión sobre cuestiones económicas, sociales y políticas en América Latina. La encuesta de 2009 abarcó 20 mil 204 personas en 18 países. Fue  realizada entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre, y publicada en exclusiva por la revista inglesa The Economist en la primera quincena de diciembre.

Los resultados son sorprendentes. Muchos pensaron que como en 2009 la crisis económica impactó duramente a Latinoamérica, después de cinco años de crecimiento sostenido, la confianza acerca de la democracia, sus instituciones y  el mercado mermarían sustancialmente. Por el contrario, la encuesta reveló un importante crecimiento de la simpatía sobre esos conceptos en relación con estudios de años anteriores. 

Concretamente, la pregunta sobre si la democracia es preferible a otra forma de gobierno tuvo respuestas afirmativas en la mayoría de los países consultados. 12 incrementaron los niveles de aceptación, en particular El Salvador, donde creció un 18,0%.  Donde se mantiene un nivel de apoyo más firme son Venezuela  con 84,0% y Uruguay  82,0%. El más bajo nivel de aceptación lo tienen México 42,0% y Ecuador 43,0%. México, quizás, a causa del fuerte impacto de la crisis en 2009, y por la situación de violencia existente a causa del narcotráfico.

A la pregunta de si en cierta circunstancia es preferible un gobierno autoritario a uno democrático, el apoyo al autoritarismo resultó muy bajo, sobre todo en Venezuela con 7,0%, Uruguay 8,0%, Costa Rica 9,0%, y Chile 11,9%, lo cual confirma el fortalecimiento de la voluntad democrática en la región. Las respuestas a qué grado de satisfacción tienen respecto a la forma como se desenvuelve la democracia en su país, con la excepción de Perú y Honduras, tuvieron un crecimiento fuerte en la mayoría de los países. Igual sucede en cuanto al apoyo a la economía de mercado, menos Colombia, donde hubo una  caída respecto a 2007. En las demás naciones se aprecia un incremento de la confianza;  sorprende Venezuela con un alza notable cercana al 70,0% de aprobación. 

En relación con las instituciones, aunque todavía a niveles bajos, también en sentido general crece el apoyo, en especial a los gobiernos, superior al 40,0% de los consultados, mientras anteriormente rebasaba ligeramente el 20,0%.  Los partidos políticos continúan  teniendo el menor prestigio, con algo más del 20,0%. El sistema judicial continúa con un grado reducido de  aceptación de alrededor del 35,0%.   

En Venezuela, el Presidente Chávez  alcanzó sólo un 45,0% de apoyo, un 20,0% menos que en 2006; el 81,0% de los venezolanos encuestados señaló que la propiedad privada es indispensable para el desarrollo económico, con un significativo incremento sobre el año anterior.

La encuesta mostró que la imagen de Chávez en toda América Latina es mucho menos favorable, con un 40,0% de aceptación, posición similar a la de Fidel Castro.  El líder con mayor simpatía fue Barack Obama con una aprobación del 70,0%. Le siguen Luiz Inácio Lula da Silva con 64,0%, Michel Bachellet cercana al 60,0%, Felipe Calderón y Álvaro Uribe con alrededor del 55,0%; todos con crecimientos respecto a años anteriores. Chávez y Fidel Castro son los únicos con significativos descensos.

La apreciación de Estados Unidos mejoró con un 74,0% favorable sobre el 58,0% de 2008. No obstante, Brasil resultó la nación más influyente en la región, pero el peso  del primero es mayor al norte de la región. 

De esos resultados puede concluirse que el aprecio a la democracia se eleva en Latinoamérica, en detrimento de los regímenes populistas y autoritarios, lo cual  podría incrementarse en 2010 debido a la creciente crisis en Venezuela, Cuba, Ecuador y Nicaragua.

La fuerte devaluación del bolívar decretada a principios de enero afectará sensiblemente el nivel de vida de los venezolanos. Además, los cortes de electricidad, el desabastecimiento de artículos de primera necesidad, la corrupción y la delincuencia debilitarán aún más al chavismo, con serias consecuencias para sus aliados en la región, en particular Cuba.