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Los anticuerpos de Walter Martínez

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - El periodista uruguayo-venezolano Walter Martínez, que conduce el programa Dossier, en Telesur y Venezolana de Televisión, pasó unas placenteras vacaciones en Cuba a principios de enero. Vino, según dijo en entrevista para Mesa Redonda a su colega (nunca mejor empleado el término) Arleen Rodríguez, en busca de anticuerpos y a cargarse de energía en “el mar de la felicidad cubana” que dice su jefe Hugo Chávez  

Durante la entrevista a Walter Martínez, con más cara de pirata que de periodista, no le tembló el parche en el ojo al afirmar que Venezuela y Estados Unidos están “en curso de colisión”, cosa que según él debe preocupar más a los yanquis que a los militares bolivarianos. Él, que fue piloto de combate (además de cristiano de izquierda en Montevideo a inicios de los 60), y estuvo en la base de Palmerola, recuerda que hace años, durante unas maniobras conjuntas, los F-16 venezolanos perforaron las defensas del portaviones Eisenhower. 

No es de asombrar que no le temblara el parche con tan tremebundas declaraciones. Walter Martínez, que narra en Dossier, sin telepromter y con el puntero en una pantalla que no ve, las noticias que acontecen “en nuestra querida y contaminada nave espacial”, está acostumbrado a decir despropósitos con desenvoltura y elegancia. Lo malo es cuando le da por ponerse dramático, como ocurrió con los anticuerpos, que dijo necesita no sólo para llenarse de optimismo socialista, sino para proteger su vida de los muchos enemigos (¿la CIA, el Mossad?) que le quieren sacar de circulación en Venezuela. 

Walter Martínez, que por supuesto no conoce a ningún periodista independiente cubano, y menos aún sabe de sus peripecias con la policía política y sus turbas de respuesta rápida, se queja de los riesgos que corre por ejercer su profesión al servicio del socialismo del siglo XXI. ¿Será que al inefable Walter lo persigue algún marido celoso en Caracas? ¿Tendrá deudas pendientes con alguna de las  pandillas de asaltantes que su jefe Chávez no ha podido controlar, sino todo lo contrario? ¿O es que teme morir, infartado de emoción, durante alguna perorata de Chávez en “Aló Presidente”? 

De cualquier modo, dramatismos con pata de palo aparte, Walter Martínez va a necesitar los anticuerpos, entre otras cosas, para afrontar la doble moneda  bolivariana, los apagones programados, las duchas socialistas de tres minutos, la afinada y melodiosa voz de Hugo Chávez cuando canta  en medio de un discurso, la escasez de alimentos en los mercados y las telenovelas socialistas que ya no se ven ni en Cubavisión (¡ay Maité Vera!).  

Sólo que, digan lo que digan los trasnochados de la utopía revolucionaria, Cuba  es el peor lugar para hallar anticuerpos para esos problemas. No en los sitios paradisíacos donde Walter Martínez debe haber pasado sus vacaciones cubanas. Igual sería Cancún. Si de anticuerpos para un socialismo chapucero se trata, sería mejor en Cambute o en las cuarterías de Centro Habana.   

Me asalta entonces una duda. En vez de por los anticuerpos, ¿no habrá venido Walter Martínez a consultar la bola de cristal del compañero Fidel?




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