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Síndrome de los inventarios

Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Los almacenes de las empresas se han convertido en museos de antigüedades. En ellos permanecen guardados desde hace más de 20 años, recursos de procedencia capitalista y no pocos del desaparecido campo socialista. En estos momentos se cuantifica lo almacenado en cientos de millones de dólares. Hasta el presente no se han instrumentado mecanismos para salir de este atolladero que incide negativamente en la economía nacional.  

La crisis se ahonda porque las decisiones de las empresas, todas propiedad  del Estado, están sujetas a directivas dictadas “desde arriba”. Por tanto, su actividad mercantil no responde al papel regulador del mercado, no pueden realizar operaciones de compra-venta de manera directa, su avituallamiento está sujeto a un plan anual que se les asigna desde las instancias superiores, y reciben los insumos, equipos y repuestos, sin importar si les hacen falta o no 

Par tal motivo, resulta una burla a las leyes de la economía que algunos dirigentes del gobierno afirmen que algunas ramas de la economía, al concluir el año 2009 reportaron superávit y balance positivo en la circulación mercantil, como resultado de los bajos costos, la eficiencia y la productividad.

Este planteamiento no concuerda con la información aparecida en la prensa del gobierno a finales de diciembre, cuando dio a conocer que al cierre de agosto de 2009 había en los almacenes unos 13 mil millones de pesos en mercancías. La prensa reconoció que se desconoce si muchos de esos productos almacenados son comerciables o no. 

Este anormal estado de cosas contribuye a los altos costos de los procesos productivos. Se refleja en los elevados precios de la producción terminada, que hacen aun menos competitiva nuestra industria. 

Como nadie sabe qué recursos hay almacenados en los almacenes, los mecanismos de contabilización e información no funcionan y además no esta autorizada la compraventa entre las empresas, es normal que se autorice la compra de equipos o piezas en el extranjero; cuando en realidad los suministros necesarios ya existen en el país.  

No obstante, el descontrol ha dado lugar a un lucrativo negocio. Los equipos, partes y piezas guardados por años en los almacenes, son sustraídos por empleados y directivos y se venden en el mercado negro. Lo positivo es que estos suministros desviados al mercado negro permiten el funcionamiento de camiones, autos de alquiler, tractores, bombas de aguas, plantas eléctricas y otros medios pertenecientes a particulares. Son estos particulares, con sus viejos vehículos, los que con frecuencia brindan el servicio de transportación a la población, porque el trasporte del gobierno brilla por su ausencia. 

Los particulares garantizan diariamente la recogida de los productos de los agricultores privados que se venden en los mercados particulares, mientras en la mayoría de los agro mercados estatales casi nunca hay mercancía.   

La producción de leche alcanzada por los productores particulares en el año 2009, comparada con la estatal, demuestra que el gobierno no es capaz de sacarle provecho a los recursos que posee.




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