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El código del vinagre

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - El legado martiano contiene preceptos relevantes. “Nuestro vino, de plátano; y si sale amargo, es nuestro vino” –escribió el Apóstol. Pero cuidado con las interpretaciones, porque lo anterior no implica que necesariamente todos los productos nacionales tengan que ser una experiencia amarga para el pueblo, a pesar de que algunas autoridades no atinen a comprenderlo. 

Un sonado ¡ñooooo…!, acompañado de una mueca, fue la expresión de Carmen ante la tablilla de productos liberados que colgaba a la entrada de una carnicería del Vedado. Carmen preguntó al dependiente si tenía algo más que vender, y el empleado le respondió

-Sí, frío.

En La Habana la escena se repite cada vez que un cliente se aproxima a estos locales donde se vende en moneda nacional. La crisis se hace notar y las opciones son pocas.

Como sustituto para paliar la escasez, el gobierno vende croquetas, hamburguesas, embutidos y otros preparados de sabor acido, que nadie logra entender por qué razón son denominados “productos cárnicos” y cuya receta es un misterio de oscuros centros de elaboración.

Las hamburguesas que se venden, por ejemplo, no son ni remotamente similares a las que el mundo conoce. Nada que ver con una de McDonalds. Esta versión criolla es pálida; la única manera de oscurecerla es quemándola. En cuanto a la composición, ni los propios empleados se atreven a atestiguar de qué animal son las porciones de carne que salpican la mercancía que venden. ¿Res, cerdo, ave?

Averiguar las proporciones y los ingredientes exactos es un reto. En el caso de las hamburguesas resalta al paladar la harina de trigo, acido acético, grasa de algo, pedazos de huesos molidos. La fórmula de los embutidos es similar, más acida y grasosa. Las croquetas exclusivamente se diferencian en que están disfrazadas con una capa adicional de harina, pero tienen el inconveniente de que su utilidad depende de que los vecinos cuenten con suficiente grasa para freírlas. Pueden ser explosivas cuando se colocan en aceite hirviente, o darnos otras sorpresas: dentro se pueden encontrar cabellos y otros cuerpos extraños.

El permanecer demasiado tiempo sin la adecuada refrigeración es una de las posibles explicaciones para la incógnita de la acidez de estos engendros alimenticios; pero no se ha demostrado la teoría.

Al optar Raúl Castro por la paulatina abolición de la libreta de racionamiento, sin permitir una real liberación económica, ha provocado el desabastecimiento de los mercados en moneda nacional. No existen muchas opciones en estos momentos, y los cubanos tratan de conseguir víveres a toda costa. Los anaqueles quedan pelados en corto tiempo, a pesar de que el valor nutritivo de los alimentos y su composición son un enigma.

 




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