Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Los activistas de derechos humanos consideran que el 10 de diciembre es una obligación manifestarse en las calles para conmemorar el Día de los Derechos Humanos, lo que implica enfrentar a las turbas paramilitares. 

Los festejos obligatorios mejor dejárselos al Partido Comunista de Cuba, que impone la ideología anotando nombres en listas de participantes para luego segregar a aquellos cuyos nombres no aparecen. Se supera el autoritarismo practicando el libre albedrío, y el verdadero objetivo de la Declaración Universal (compuesta de 30 artículos), que no es otro que promover y potenciar el respeto por las libertades fundamentales, civiles, políticas, económicas, sociales y culturales, sólo limitadas por el reconocimiento de los derechos y libertades de los demás.

Hay sobrada razones para concertar desde ahora una celebración mancomunada el próximo10 de diciembre, instruyendo a los ciudadanos sobre  lo vital que es defender la moralidad, el orden público, el derecho a la vida y la libertad. 

El derecho de asilo político (artículo 14), no ha de ser una solución personal antepuesta a la salvación nacional, que menoscabe los derechos a la nacionalidad, a la propiedad, a la libertad de pensamiento y asociación. 

El pasado 10 de diciembre unos acudieron al parque Villalón, convocados por el doctor Darsi Ferrer, preso actualmente. Golpes y detenciones fueron la única respuesta del régimen. Las Damas de Blanco desfilaron calladas por calles haciendo gala de su gallardía. La población las elogiaba, y una minoría organizada por el gobierno las ofendía.