Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - La emulación socialista, palanca copiada a la extinta Unión Soviética para incrementar el trabajo y la producción enfrenta su época de vacas flacas.

Salvador Mesa Valdés, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), dijo en una reunión que se realizó recientemente sobre el tema: ''La emulación nos debe conducir a la realización de aportes extraordinarios de los trabajadores y colectivos, e impulsar vigorosamente la economía. La emulación no debe ser condicionada a la estimulación. Primero hay que producir”.'

Raúl Castro, por su parte, expresó: ''Reconocer el esfuerzo, pero premiar solo los resultados''.

Valdés Mesa puntualizó que en los momentos actuales los sindicatos tendrán que organizar la emulación en los centros ''que dispongan de los aseguramientos para garantizar o incrementar sus niveles de actividad, en particular los destinados a la exportación y al ahorro efectivo por sustitución de importaciones''.

Se entiende por sus palabras que sólo los mayores establecimientos de entre el bulto serán los que emulen.

Valdés aclaró que no es posible destinar presupuesto central para premiaciones. ''No resulta viable en las condiciones en que hoy se desenvuelve nuestra economía. Ello no es posible”.

En cambio, el representante de la CTC señala: ''Premiar altos y sostenidos logros individuales y colectivos con condecoraciones y títulos honoríficos de la República de Cuba''. De “guaniquiqui” ¡nada!

Los nuevos vanguardias llegan tarde al reparto del pastel, consumido en la época de las vacas gordas por los hoy desfasados vanguardias nacionales, que llevaron una vida muelle en hoteles de primera, y que viajaban constantemente al exterior a expensas de las arcas públicas.

El vanguardia nacional individual es sustituido por el vanguardia nacional colectivo, pero no se habla de premiación.

''La emulación en su conjunto requiere perfeccionar su mecanismo y su control, haciéndolos más prácticos y eficaces'', enfatizó Mesa. Lo mismo que una golondrina no hace verano, una vieja palanca oxidada no sacará del bache a la economía.