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El trampolín español

Yosvani Anzardo Hernández 

HOLGUÍN, Cuba, enero (www.cubanet.org) - ¡No me digais que este afán por obtener la nacionalidad española no es sólo por escapar, sino también para usar a España como trampolín para llegar a Estados Unidos!

Según Rodríguez Zapatero, a ellos, los españoles del PSOE, los mueve hoy un "imperativo biológico" con respecto a Cuba. Si yo fuera él, no me haría ilusiones, porque el gobierno cubano, que su partido tanto defiende, todavía sigue diciendo, entre muchas otras cosas, que fueron los españoles los que mataron a los 8 estudiantes de medicina en 1871, cuando siempre ha estado claro que fueron cubanos, bien llamados, antes y ahora, Voluntarios.  

Sin embargo, este gobierno isleño jamás se interesó por conservar decentemente el lugar original donde enterraron a estos estudiantes.  

Es ese tipo de propaganda, que también echa toda la culpa de la muerte de Martí a España, sin hacer hincapié en que fue el cubano Antonio Oliva el que lo mató; lo que ha hecho, que muchos de los nacidos en esta tierra no los veamos con buenos ojos, incluso al compararlos con los norteamericanos.

A los norteamericanos les llaman gringos en América Latina, con la excepción de Cuba. Aquí, desde hace 50 años, la propaganda oficial les llama yanquis, y ni con eso han logrado que el pueblo deje de llamarles americanos. 

En España las películas norteamericanas son dobladas; en Cuba, por el contrario, a nadie le gusta el método, y todos prefieren verlas subtituladas.

En España llaman ordenador a lo que nosotros denominamos computadora, que se parece más a “computer”. Lo mismo sucede con muchas palabras; decimos di vi dí, en vez de DVD. Los jóvenes imitan, o intentan imitar a los estadounidenses en su forma de vestir.

Los campesinos gustan de la música mexicana, no de la española; tal vez porque no pueden cantar música country en inglés. Aquí se práctica el rodeo y nunca se verá una corrida de toros. 

Los dibujos animados más populares en Cuba, a pesar de que son viejos, son los de Elpidio Valdés, al punto de que Elpidio es un símbolo nacional, porque representa la guerra de los mambises contra los españoles. En Cuba se sigue exhibiendo, aunque sin permitir capítulos nuevos, porque cuando los mejoraron con técnicas más actuales y cambios en el argumento, el público los rechazó. Y es que a nadie le gustó ver a Elpidio amigo de España luchando contra los norteamericanos.

Cuando más hambre teníamos en los años 90 vinieron los españoles a construir hoteles. Llegaron los “pepes” a humillar a los cubanos, disfrutando de derechos que los hacen intocables. Creció la prostitución y la explotación de los trabajadores del turismo. Los españoles volvieron a ser importantes en la Isla, y aún así, los extranjeros continuaron llamándose "yumas" (por Yuma, un pueblo de Arizona que veíamos en las películas del oeste). 

Para colmo, los cubanos hablamos muy mal el castellano, tal vez porque lo hacemos a veces pensando en inglés. No obstante, el gobierno insiste en que la educación es de alta calidad, pero reconoce que se enfrentan grandes dificultades con la ortografía.

Pero lo más representativo es el comportamiento del cubano en sí. Como todo pueblo tenemos identidad, pero es camaleónica; el cubano está ansioso por pertenecer a algo mejor, por ello si va a Venezuela regresa hablando como venezolano, y en cualquier otro país, cuando le conviene, es más nacional que los nativos.

Aquí los jóvenes, a pesar de las limitaciones, se creen más yumas que los yumas.




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