Moisés Leonardo Rodríguez

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Los altos precios, el desabastecimiento y una pobre disposición de ánimo, son los tres elementos que hicieron de la Navidad y el fin del año una época con pocas fiestas y pocos adornos alegóricos a las fechas. Las celebraciones de la mayoría de los cubanos se limitaron al encuentro familiar, sin mucha algarabía.

Varios amigos que recorrieron los municipios de la capital y del oeste de provincia La Habana, coinciden acerca de que en los establecimientos estatales y las casas particulares se han visto mucho menos arbolitos y decoraciones navideñas que en años anteriores.

La carne de puerco se vendió a 22 pesos la libra, lo que la puso fuera del alcance de muchos ciudadanos. El Estado sólo puso a la venta, racionado, media libra de picadillo de res por persona. La población se quejó de que la carne era de mala calidad debido a que estaba molida muy gruesa, con abundantes pellejos blancos y duros.

Los tomates y coles se vendieron a cuenta gotas, también a precios elevados. La libra de tomate se vendió a 5 y 6 pesos, por comerciantes particulares. En los establecimientos estatales costaba 3. Las coles, pequeñas y de poca calidad, a 5 pesos la unidad.

Más allá de las limitaciones materiales, fue evidente una pobre disposición de ánimo para las celebraciones, aunque el consumo de alcohol fue alto, como es costumbre. La música estridente dentro de las casas, los portales y, a veces, en la calle, no se hizo sentir como en otros años.

La ausencia de cambios en el país, y el anuncio de Raúl Castro en la última sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, presagiando un futuro con más represión y miseria, han puesto los pelos de punta a los cubanos. 

Estas circunstancias influyeron sobremanera en la obvia falta de entusiasmo que reinó durante los festejos de fin de año. Ahora sólo nos queda esperar qué va a suceder en este año que comienza.

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