Yosvani Anzardo Hernández 

HOLGUÍN, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores, declaró recientemente: “Nada ha podido impedir nuestro desarrollo".

Dicen que la yagua que está pa’ uno no hay vaca que se la coma. Convengamos en que es cierto, y también que el desarrollo de un país depende de la mentalidad de sus dirigentes sin importar si el país es grande o pequeño, o si tiene muchos o pocos habitantes, e incluso es poco importante si tiene recursos minerales o no. Todo depende de la capacidad para atraer inversiones y de un elevado nivel científico-técnico. 

El desarrollo se percibe rápidamente en la educación del pueblo. Los cubanos somos muy desarrollados y eso se nota en las calles. Últimamente, a los dirigentes les ha dado por decir que nos hemos desarrollado y no voy a contradecirlos, pa’ que no me metan nuevamente en un calabozo. Mira si somos desarrollados, que en ningún lugar del mundo, ni siquiera en Tokio o New York, puedes caminar como lo hacemos en Cuba. Si de pronto tienes ganas de orinar en medio de la calle, pues nada, te paras, te arrimas a una pared y orinas, así, sabroso, sin preocupación; pero si quieres hacer el 2, igual, y no hay problemas, sólo fíjate en las calles de La Habana.  

Si necesitas compañía no te tienes que molestar, la contratas en la calle, pero además, en cualquier ciudad te encuentras lo mismo un tractor circulando como si fuera un descapotable, que un carretón tirado por bueyes, y eso es ecología, desarrollo sustentable.
 
Aquí, además, los hombres andan vestidos con short, chancletas y sin camisa, o con una blusita de tirantes, y están a la moda. Y en el campo científico-técnico ni hablar. ¿Quieres aire acondicionado? Eso es fácil, todos los cubanos pueden tener uno; tomas un ventilador y le pones un trozo de hielo al frente y ya está.  

¿Yacusi? Sencillo, cortas un tanque plástico, lo empotras al suelo y con una bomba de aire manual resuelves lo de las burbujitas. Con una resistencia de cocina eléctrica agregas agua caliente. Te puedes electrocutar, pero bueno, el desarrollo tiene sus inconvenientes. ¿No recuerdas cuando el máximo líder decía que los teléfonos celulares dañaban el cerebro? 

En cuanto a la robótica, nadie nos pone un pie delante, tenemos millones de robots de todo tipo. Claro que hay que seguir trabajando porque tienen problemas en los micro controladores: nuestros robots roban y con profusión.

Tenemos automatizada la industria, si en La Habana alguien dice que la zafra marcha bien es porque acaban de parar 10 de los destartalados centrales que tenemos, del dicho al hecho, eso es automatización. 

La biotecnología es otro de nuestros fuertes. Clonamos las malas ideas y hemos logrado reproducir al marabú a niveles nunca antes vistos; tenemos gripes autóctonas y no hay ser humano con más anticuerpos por centímetro cuadrado que el cubano. Sin dudas, vivir en la cochambre tiene sus ventajas. 

Contamos con un sistema de enfrentamiento a los huracanes. Sólo nosotros lo tenemos en el mundo. Lo aprendimos cuando los mambises le metieron candela a Bayamo antes de que llegaran los españoles a la ciudad para retomarla en 1869. Ahora, poco a poco, desbaratamos nuestras casas, y cuando el huracán llega lo único que hace es revolver los escombros.

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