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Dos villas declaran la guerra a Inglaterra

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Santa Clara y Puerto del Príncipe (Camagüey), dos importantes villas cubanas, declararon la guerra a Inglaterra en 1762. El suceso, casi inédito, parecerá intrascendente, pero tuvo gran impacto en cuanto a detener los planes británicos de dominar la isla.

El 30 de julio de 1762 los ingleses toman la fortaleza del Morro y el 14 de agosto toman La Habana, tras fuerte resistencia de peninsulares e insulares. Dueños de la capital, el nuevo gobernador, Conde de Albemarle, envió una orden conminatoria a los cabildos de Santa Clara, al centro de la isla y Puerto del Príncipe (Camagüey), más al oriente, las de mayor importancia demográfica y económica. Entre otras formalidades, apunta:

“Señores míos: hallándome en el mando de esta plaza, a cuyo distrito pertenece esa villa, ORDENO Y MANDO a ese cabildo que sin pasar de treinta días se me presente trayéndome papeles, caudales y pertenencias de su Majestad Católica”.

El revuelo que se formó en Santa Clara y Puerto del Príncipe fue de padre y muy señor mío. El corre corre y la sofocación no pararon hasta esconder en la manigua la última campana, la última joya, el último cerdo y gallina, y el último grano.

No era para menos, conociéndose la imponente flota británica lanzada contra La Habana al mando del experimentado almirante George Pocok, compuesta por 200 buques de guerra, 8 mil 226 marineros, 12 mil 41 soldados veteranos de otras guerras, 2 mil peones negros y 321 corsarios y contrabandistas de oficio.

La respuesta del alcalde de Santa Clara, Cristóbal de Moya, fue:

“General Albemarle: Protesto su intromisión en tierras de su Majestad. Yo, a nombre del cabildo y de todos los vecinos de esta villa DECLARO LA GUERRA A INGLATERRA. La villa está preparada a su defensa y el Sargento Mayor: Don Manuel López Silvero, al frente de 460 veteranos, lo espera a combatir. SI TAN GRANDE ES SU VALOR PUEDE VENIR EN BUSCA DE LO QUE PIDE. Firmado: Cristóbal de Moya.

La villa de Puerto del Príncipe dio parecida respuesta al gobernador inglés.

La conquista de San Cristóbal de La Habana no fue el paseo que imaginaron los británicos porque tragaron el buche amargo de la tenaz resistencia de sus pobladores.

Tampoco era aconsejable distraer tropas en dudosas nuevas conquistas desguarneciendo La Habana, su principal presa, y la pretendida extorsión del Conde Albemarle quedó sólo en la intención.




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