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Deseos de los cubanos para 2010

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Paz, salud, cambios, prosperidad, amor, unión de la familia, sobrellevarse, comprenderse y diálogo entre los cubanos son deseos coincidentes, mencionados por ese orden, cuando se pregunta a las personas qué desean para 2010. Incluso entrevistados en la televisión sólo omiten “cambios”, evidentemente porque aún causa temor pronunciarlo públicamente o debido a la incredulidad hacia las promesas del Presidente por no implantarlos siquiera superficialmente.

Están ausentes del vocabulario de aspiraciones de los cubanos los tradicionales vocablos propios de las consignas, desgastadas por 51 años de machacona repetición. Apenas hubo referencias a preparativos para celebrar el aniversario del triunfo de la revolución, sino que ha vencido la espontaneidad de las ansias usualmente enclaustradas en mentes y corazones. Se habló de despedir el año en familia o entre amigos sin gran jolgorio, con la frugalidad propia de bolsillos estrujados y los anaqueles vacíos hasta en las tiendas por divisa.

Pregunté a una joven qué deseaba para 2010 y contestó que salud y cambios. Al ripostar que si nada más, remarcó que lo demás venía con ellos. La primera reacción no fue decir “quiero una visa” o “deseo el permiso de salida”, como ha sido usual desde hace tiempo en Cuba. Indudablemente esos anhelos aún son fuertes, pero muy positivo durante 2009 resultó la apertura de nuevos horizontes sobre poder tener las posibilidades y los derechos conculcados por el gobierno durante cinco décadas, que la mayoría de la población daba por sentado que tenía que acatar, al extremo de no osar expresar lógicas aspiraciones ancestrales de los seres humanos.

Las producciones alternativas nacionales de videos continuaron circulando como pan caliente en memorias flash, las presentaciones teatrales “diferentes”, e incluso algunos programas humorísticos en televisión contaron con  éxito.  Los DVD con programas de “afuera captados en los canales”, entiéndase de Miami tomados por las antenas underground, siguieron alquilándose con alta demanda. Pero el rey ha sido Alexis Valdés y su Cristinito, con la versatilidad inteligente, simpática, abierta, que hace reír y reflexionar respetuosa y libremente sin intolerancia. Sus programas televisivos hacen brotar carcajadas distintas, porque surgen de la necesidad de expansionar la mente, el cuerpo y el espíritu; en fin, que permiten catarsis con entretenimiento, chistes, música, alegría junto a personas conocidas que “se fueron” y otras nuevas.  Sin dudas, el número uno lo ha tenido el show con Olga Tañón, recién regresada de Cuba, por la admiración como ser humano añadida a sus valores artísticos, ya alabados antes en el archipiélago.

Hay que darle el mérito a Olga, Juanes y Miguel Bosé por contribuir a la apertura del horizonte de Cuba. Más de un millón de cubanos libremente congregados con sus escasos medios en la Plaza, patrimonio de la revolución, creó un precedente muy difícil para las obligatorias congregaciones del gobierno. Esa marea continuó en diciembre con la multitud de todas las edades para disfrutar de Kool and the Gang, nada menos que en el más reducido espacio de la tribuna antiimperialista, frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana; simbolismo resquebrajado gracias a la apertura del Presidente Barack Obama. Esos acontecimientos liberaron las aspiraciones acalladas de los artistas cubanos de actuar en Estados Unidos; las promociones y solicitudes de visas llovieron, incluidas las de los muy afines al régimen.

Hay que reconocer la visión de la nueva administración norteaméricana sobre la importancia del tendido de puentes entre los pueblos. Difícil para el totalitarismo cincuentenario impedir el flujo después de tantos años culpando al enemigo por la incomunicación; más difícil aún justificar la intolerancia y la represión.

Antecedente muy importante fue la semilla plantada por el Papa Juan Pablo II durante su visita en 1998. Los cubanos han avanzado en profesar abiertamente la fe religiosa, ya sea la católica, las afrocubanas u otras. Procuran  esperanza, y se sienten asistidos en la recuperación de los valores morales tan lesionados en la sociedad. También han sido gotas de agua que horadan rocas las muestras culturales de diversos países, como Italia, Alemania, Francia, Holanda, Polonia, Canadá, y la solidaridad de organizaciones no gubernamentales.

Los deseos que los cubanos expresan para el nuevo año denotan la elevación de la autoestima y la maduración; son la confluencia de las dificultades cotidianas, las capacidades coartadas, y la comprensión de que “sí podemos”.  Paz, amor, prosperidad y cambios vencerán a “muerte, odio, rencor y represión” ofrecidos desde la cúpula de poder.




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