Crónica policial

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) – El 1 de octubre la policía cayó sobre  Jaimanitas, provocando máxima tensión entre sus habitantes. Ese día era el fijado para la reunión en la casa del líder opositor Francisco Chaviano. Las fuerzas del Departamento 21 de Seguridad del Estado estaban decididas a boicotearla. Se situaron parejas de oficiales desde muy temprano en los principales puntos de acceso al lugar de la cita.  En Quinta avenida  acampó la vanguardia. En la parada  de ómnibus colocaron el puesto de mando. Allí fueron detenidos varios disidentes  y trasladados a la estación de policía de 7ma. y 62.

Gracias a la comunicación establecida a través de teléfonos celulares, Chaviano  pudo indicarles a algunos de los opositores que iban llegando, el modo de burlar el cerco.

La reunión se realizó a pesar de los inconvenientes, y  además, fue un éxito. Los habitantes de Jaimanitas, al tanto de lo que sucedía en el poblado desde las primeras horas de la mañana, corrieron la voz de que había moros en la costa, y todo el que mantiene un negocio ilícito, o guardaba en su casa algo fuera de lo normal, lo puso a buen resguardo.

El Caqui, un apuntador de bolita guardó las listas debajo de una piedra hasta que terminó el patrullaje en horas de la noche.

Rodolfo, un negociante que vende queso, aceite, arroz,  jamón, metió toda su mercancía en un saco y lo sepultó entre los escombros del sótano. Izquierdo botó veinticinco  litros de gasolina por un tragante, cuando dos policías que  vigilaban la casa de Chaviano se pararon frente a su  puerta para aprovechar la sombra de la mata de mango.

Ese día ni José, ni Pérez,  abrieron sus paladares para vender comidas en cajitas.  Ni Walter sacrificó sus puercos para vender la carne, ni Joaquinito salió con su mochila al hombro a arrendar películas a domicilio. Todo el mundo estuvo “quieto en base”.