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Esplendor y muerte del pregón

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - De ahora en adelante escuchar un pregón y comerse un cucurucho de maní, un panqué o un mango, será como pasar una maestría universitaria. Los graduados de Oxford, Yale, La Sorbona o Salamanca, no alcanzarán jamás el nivel de preparación adquirido por un vendedor de mangos parado frente a un centro municipal de la enseñanza superior en Cuba.

Nuestro  país es lo máximo. La cultura general adquirida por los cubanos, salvo en historia, geografía, matemática, español y literatura, amén de otra decena de asignaturas sin importancia, comienza a dar sus frutos en los laboratorios del pregón.

Según escribió en el diario Juventud Rebelde un comerciante de aguacates  llamado Lisván Lescaille, “el pregonero de estos tiempos, aparte de vender, enseña las herramientas culturales con que cuenta la nación”.

Después de muchos años de andar furtivos y anunciar por señas su mercancía desde las sombras en cualquier sitio del país (por miedo al decomiso, la multa y el calabozo), hoy algunos sacan la cabeza y salen a pregonar. Pero no como El manisero, de Moisés Simons, inmortalizado en las voces de Rita Montaner y Bola de Nieve

Nunca como El yerberito, en la voz de Celia Cruz,  que logró que hasta los esquimales se bañaran con caña santa, pá la garganta, o con apazote para los brotes.

Mucho menos con la liviandad con que Abelardo Barroso elevó a categoría de arte un pregón como El panquelero, que anunciaba panetelas borrachas, majarete con leche y masa real, productos que sublimaban el vicio, lo prohibido y la diferencia de clases.

Tampoco como aquellas frutas del Caney, que nacían en un paraíso donde, según Félix B. Caignet, se había posado la mano de Dios y no la de Carlitos Marx, y pregonaba que las frutas son como flores, llenas de aromas y saturada de miel.

Ahora la cosa es diferente. Pueda que tal vez el maní sea sustituido por el chícharo, la caña santa por pangola, el panqué tenga sabor a calabaza y el mango a margarina, pero al menos conocerá sus ingredientes científicos. La creación del Centro Ecológico Procesador de Residuales Urbanos (CEPRU), en Guantánamo, tiene como finalidad ese objetivo.

Y aunque el experimento se inició con la venta de pru oriental (raíz china, bejuco indio, jaboncillo, yuca hiedra y picante dulce), se incorporarán las frutas a esta cruzada por el pregón científico y revolucionario.

Ya los vendedores callejeros alistan sus diccionarios, ensayan su dicción y diseñan sus uniformes. Pronto tendrán el carné, firmarán el compromiso ético y estarán afiliados al PAPELOM (Pregoneros Ansiosos por Explicar el Origen de un Mango). Sólo faltan las frutas, lo envases, establecer el horario de venta, los precios y sí tendrán menudo para el cambio.

Los amantes del pregón no deben desesperarse. Más temprano que tarde, antes que desaparezcan, como todo lo que se colectiviza, escucharán este pregón que dice así:

¡Coge tu mango aquí! De la familia de las Anacardíaceas. Fruto suculento de forma arriñonada u oval. De color verdoso, amarillento o rojizo. Alcanza el 20% de su contenido en azúcares. Compre hoy, que mañana no se sabe.

No hay dudas: el PAPELOM es esencial en la batalla por una sola idea.

 

 
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