La costumbre hace hábito

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Por más que lo disimulemos con una sonrisa, dan ganas de echarse a temblar los reportes de la prensa oficial cubana que en estos días elogian el ambiente de “total democracia y libertad de criterios” en que nuestros niños han desarrollado elecciones para designar a nuevos dirigentes de la Organización de Pioneros José Martí, una especie de plataforma política para el adoctrinamiento de futuros miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas y del PCC.

Nunca insistimos lo suficiente en el detalle de que, entre las múltiples violaciones de los derechos humanos que tienen lugar a diario en nuestro país, pocas (tal vez ninguna otra) resultan tan execrables como la ideologización masiva y sistemática de los niños, desde los primeros grados.

Los medios internacionales, en especial los que dedican espacios fijos a la situación en Cuba, gastan sus páginas durante semanas enteras buscándole la quinta pata al gato, detrás de temas tan sosos como la repercusión del concierto de Juanes en La Habana, pero suelen pasar por alto contingencias con tanta sustancia informativa como este acto de soez agresión contra la infancia. 

Es otro de los renglones en los que nuestra dictadura parece haber acostumbrado a los opinantes del mundo a ver como normales ciertas cosas de la Isla que en sus propios países les resultarían escandalosas en grado sumo.

La costumbre hace hábito, y el hábito engendra monstruos con apariencia ordinaria.

Tan habitual es vista esta barbaridad allende los mares, que incluso se ha tomado por común en el seno de la ONU, a pesar de que viola más de un artículo de la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por su Asamblea General en la resolución 44/25, del 20 de noviembre de 1989, y que se supone de estricto cumplimiento para todos sus Estados Partes, Cuba entre ellos.

Podría estar de más, pero hay que recordar que aquí esta fechoría de la ideologización metódica y abusiva de la niñez no es perpetrada por una secta religiosa, una facción, o un partido a título parcial y con alcances limitados, sino por un sistema político con jerarquía de gobierno totalitario, que actúa bajo la más absoluta impunidad legal, amordazando férreamente las opiniones contrarias y con todas las instituciones nacionales a su servicio y su merced.

Ahora, por ejemplo, el nuevo proceso de elecciones dentro de la Organización de Pioneros José Martí ha respondido a los planes del régimen para reactivar e incrementar entre los niños el adoctrinamiento político (que ellos llaman “enseñanza patriótica”), una estrategia que, por demás, fue expresada públicamente por la máxima dirigencia de esa organización infantil.

Coincidentemente, mientras nuestros párvulos ejercían –con total inocencia, o lo que es igual, bajo alevosa manipulación- su “derecho” al escrutinio, Belinda Salas Tápanes, opositora política del régimen, presidenta de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales-Cuba (FLAMUR), era detenida aquí por la policía, sin la menor piedad ante su estado de gestación, ya con más de 30 semanas, y por el mero delito de opinar en contra de la ideología oficial. 

Pero esto es algo que, al parecer, no vende demasiado en los medios internacionales de información. Total, más de lo mismo. Y la costumbre hace hábito.