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Perdió  el tren

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Por más que se le da vueltas al asunto, no se puede entender por qué el vecino Carlos Herrera, ferromozo que trabaja desde 1976 en el tren Habana-Santiago, resolvió  permutar en 2003 para Santiago de Cuba. Nació y vivió en la capital, y desde que se fue, por el vecindario no se le ha visto el pelo. 

Su difunto padre emigró en la caravana de la victoria que llegó a La Habana el 8 de enero de 1959. Pudo ser guerrillero o no. Lo cierto es que él y un grupo de soldados se apropiaron de 18 viviendas de la barriada Parcelación Moderna, en Arroyo Naranjo, construidas por la brigada de Pedro Díaz, ejecutor de obra al servicio de la policía de Fulgencio Batista.  

Lo sensato es que del centro y el Oriente de Cuba emigren a la capital, y de aquí el éxodo sea hacia Estados Unidos, generalmente. En Cuba, cualquier movimiento migratorio va más allá de lo generacional. Por décadas ha estado motivado por la política y la economía. 

Aunque las encuestas proclaman que el 64 por ciento de los habitantes de la capital nació en La Habana, y un 36 por ciento proviene del interior, las cifras parecen algo conservadoras.

Sobre el tema comentaba la especialista Norma Montes, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, en entrevista concedida al programa Buenos días, de la televisión cubana. Según Montes, la capital, hasta 1958, recibía el 45% de los inmigrantes del país. Pese a los programas de ordenamiento constructivo después del triunfo revolucionario, que se denominaron centros o ciudades alternativas, a La Habana llegaban alrededor de 20 mil inmigrantes cada año. Durante el “período especial” (1989-1990), la cifra se duplicó, y hoy, quienes llegan a Ciudad de La Habana están sujetos al decreto ley 217 (1997), el cual regula el flujo migratorio hacia la capital. 

Y surgen las preguntas: ¿Cómo se clasifica a los policías, soldados, o los constructores que son reclutados en el centro y el oriente del país para suplir temporalmente el déficit de empleos y de agentes del orden? ¿Están sujetos estos emergentes de pistola y fusil, pico y pala, una vez terminada su misión, al decreto ley 217? ¿Quién asegura que una vez establecidos en la capital no arrastren consigo a toda su parentela? 

Norma Montes tiene razón cuando asegura que los motivos familiares clasifican como la causa fundamental del éxodo de oriente hacia occidente, seguido de las condiciones de vida de los emigrantes en su ciudad de origen. 

Por eso resulta extraña la partida definitiva de Carlos Herrera hacia Santiago de Cuba, de donde emigraron hacia La Habana 57 mil ciudadanos en los últimos 6 años, según Esther Rodríguez, jefa de la oficina de estadísticas de la provincia. 

Hace unos días llegó la noticia al barrio: Carlos Herrera se quedó sin empleo y quiere regresar a La Habana. Sabe que después de seis meses, ninguna permuta tiene vuelta atrás. Así y todo, insiste. Esta vez perdió el tren.

odelinalfonso@yahoo.com

 
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