La lingüística del régimen cubano
Rafael Álvarez Echavarría
MADRID, España, octubre, www.cubanet.org -Una vez más, hoy leo un cintillo de prensa que refiere una actitud del gobierno cubano como Cuba. Todos estamos acostumbrados a leer: el gobierno de Rodríguez Zapatero, la administración norteamericana, la administración Obama, etc. Este tratamiento al gobierno cubano es excepción de la regla pero muy frecuente.
Se ha reconocido la pretensión del régimen cubano de englobar a Cuba y ser su alma y conciencia. En el extranjero ello ha sido asimilado por buena parte de la prensa y se habla de “Cuba” cuando en realidad se refieren al gobierno cubano.
Esto ha sido un gran logro del régimen cubano. El régimen castrista es Cuba.
El régimen castro-comunista desde temprano ha desvirtuado la historia de Cuba, ha hecho desaparecer episodios, personas o a unos y otros les ha dado una nueva interpretación acorde a su marco ideológico. Ha pretendido que todo lo anterior a la Revolución fue negativo, nefasto o simplemente no fue. Ya conocemos los arreglos “Photoshop” de numerosas fotos históricas en las que desaparecen personajes “desagradables”.
La más brillante de sus metamorfosis es la fusión de algunos términos que borran las diferencias conceptuales e institucionales, por ejemplo: Patria y Revolución, Nación y gobierno, partido y gobierno, revolucionario y patriota. Una machacona labor de entrelazamiento entre estos términos ha conseguido conferir al “término intruso” un significado en el entorno nacional que contribuye a la legitimizar el régimen y entronizar los “valores socialistas” desvirtuando el verdadero significado de estos términos.
Ya sabemos que la desafección a la Revolución es traición a la Patria. El optar por vivir en el extranjero te convierte en un apátrida. Gobierno y Partido se solapan en las actividades propias de gobierno.
Tal vez por ahorro de espacio en los periódicos resulte cómodo utilizar el término
Cuba en referencia al gobierno de Cuba pero en la mayoría de las ocasiones éste es incorrecto y contribuye a reflejar un estado de unanimidad y legitimidad que hoy sabemos no existe.
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