¿La posición común se irá con Michel?

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Las conversaciones de la Troika de la Comisión Europea con Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, se efectuaron en Bruselas el 10 de mayo. Nada imprevisto sucedió. Don Louis Michel agasajó al flamante sustituto de su amigo Pérez Roque, y metió aún más hombro para llevarse la Posición Común adoptada por el Consejo de la Unión Europea el 2 de diciembre de 1996, como galardón cuando recese como Comisario para el Desarrollo y la Ayuda Humanitaria en junio próximo, precisamente casi coincidiendo con el nuevo análisis por el Consejo de la política  respecto al díscolo gobierno.

Hace seis años y dos meses, el Comisario Nielsen, a quien guardo el mayor respeto, crédulo y entusiasta, negociaba el ingreso de Cuba al Convenio de Cotonou e inauguró en La Habana la Delegación de la Unión Europea. 

Al regresar, en tránsito a París, se enteró de la gran asonada represiva y el encarcelamiento de los 75 en el país que acababa de abandonar. Luego supo sobre sus inmensas condenas y el fusilamiento de tres jóvenes negros. Gran apertura de una embajada y asesinato de los derechos humanos junto al menosprecio por el diálogo y la cooperación. Por eso, la UE decidió las leves sanciones, que suspendió en 2005 y eliminó en 2008 sin que el gobierno cubano hubiera cambiado nada.

Ahora, las declaraciones del Canciller checo, cuyo país preside la UE este  semestre, independientemente de su intención, lamentablemente moverían a risa si no se tratara de asuntos tan dramáticos. Con el homólogo cubano hubo diálogo franco sobre derechos humanos y el tema de los prisioneros políticos, dijo.  “La respuesta que recibimos fue que en Cuba no hay prisioneros políticos. Nuestras perspectivas coincidieron en temas como el cambio climático y la reforma de las Naciones Unidas”.  Evidentemente nada crucial para la normalización de las relaciones entre la UE y Cuba. Ya el Sr. Michel  mencionó que el asunto de los derechos humanos y los presos políticos era muy escabroso. Parece que por eso él los relega.

El encuentro de Javier Solana con Rodríguez ha sido el evento de mayor significación. Como no debía ser de otra manera, el alto dignatario, de gran experiencia en los ajetreos de los cubanos desde las relaciones de España con La Habana, pidió la liberación de los prisioneros políticos. Recibió igual respuesta: “En Cuba hay presos, como en todas partes, juzgados mediante el debido proceso y sancionados por delitos tipificados en leyes previas. Se trata de decisiones legales, pero no de naturaleza política”. 

Se aprecia la impronta distanciada de la barricada ofensiva de su antecesor Felipe, pero el discurso y los propósitos son los mismos: mentir, engañar, chantajear y continuar acabando con la salud física y mental de 54 de los 75 prisioneros de conciencia injustamente condenados aquella Primavera Negra de 2003, así como con los demás presos políticos pacíficos.

Sin embargo, el objetivo real de Michel y Rodríguez es eliminar la Posición Común de 1996, a cambio de promesas y sonrisas, como hicieron Moratinos y Pérez Roque. ¿Por qué? Lo dijo el Comisario: para llegar antes que los norteamericanos; antes de que la Administración Obama levante más restricciones y, sobre todo, antes de que las eventuales negociaciones lleven a la normalización paulatina de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. ¿Por qué? Porque las empresas europeas no son tan competitivas, la tecnología y los productos yankees son mejores y la cercanía abarata fletes. 

Pero eso se pudiera lograr sin tener que dejar el honor ante el pueblo cubano, con un diálogo real y pasos por ambas partes. La UE, tan poderosa económica y militarmente, se pliega ante un poder totalitario decadente y en crisis. En realidad, hoy afronta asuntos mucho más delicados y complejos. Pero aquí hay un pueblo que no merece ser olvidado. Aunque parece que en algunos lugares de Europa se ha perdido la memoria.

¿La Posición Común, qué es?  No contiene medidas punitivas, ni de condena.  Son cuatro puntos con sus incisos, cuyos objetivos procuran contribuir a una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como a una recuperación y mejora sostenible del nivel de vida del pueblo cubano. Incluso, reconoce “el intento de apertura económica emprendido en Cuba hasta el momento (1996)…Manifiesta su deseo de ser socio de Cuba en la apertura progresiva e irreversible de la economía cubana”. 

No obstante, una de las cuestiones que no conviene al gobierno de La Habana es que “La Unión considera que una plena cooperación con Cuba dependerá de las mejoras en el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales como indicó el Consejo de Europa en Florencia”.

La Posición Común tiene hoy mayor vigencia porque hubo una gran represión en 2003, que luego se ha mantenido a un nivel discreto pero intenso para ensimismar a la comunidad internacional, y los presos de conciencia y políticos son rehenes ofendidos y maltratados. Las tímidas reformas de los años 1990 fueron defenestradas por los petrodólares de Venezuela, aunque la crisis general existente en Cuba llevó al Presidente Raúl Castro a reconocer la urgencia de cambios estructurales y de conceptos en 2007, aunque luego los engavetó.

Actualmente, la incertidumbre sobre los derroteros del gobierno cubano es más incierta que en 1996 y mucho más que en 2003, a pesar de que tenemos dos presidentes y una gran catástrofe económica, política y social.