El peligro anda suelto

Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) -  El mundo de hoy muestra una apariencia algo apocalíptica, plagada de retos para el hombre y muy en especial para los científicos. Lo nunca visto; vacas locas y cerdos con gripe. Sin embargo, en Cuba, un paraíso donde los productos cárnicos son cada vez más exóticos, las amenazas latentes provienen de las animaladas en que suelen incurrir determinadas instituciones de salud pública; que olvidan que el mejor tratamiento para una enfermedad es la prevención.    
 
William López regresó a La Habana después de permanecer casi un año en la República de Angola. La mayor parte de su estancia en África la pasó convaleciente en un hospital aquejado de malaria. Aunque todavía maltrecho, ahora disfruta de vacaciones en la Isla junto a su familia; se pregunta si valió la pena el sacrificio para ganarse unos pesos, comprar pacotilla, cambiar de aires, y duda sobre la posibilidad de volver a África.

Lo curioso de su caso es que nunca estuvo en cuarentena después de su llegada al país, pues sólo ha sido después de la alarma lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el brote de la Influenza A H1N,  que se han comenzado a aplicar en los puertos de entrada al país los protocolos fitosanitarios establecidos por la OMS. A López tampoco nadie le explicó al inicio de su viaje los riesgos de las enfermedades a las que se exponía, y cuáles alternativas tenía para prevenirlas.

En la terminal de ómnibus interprovinciales Viazul, en la avenida 26 del barrio Nuevo Vedado, una autoritaria funcionaria reclamaba en alta voz la atención de la encargada de tramitar las reservaciones. Según afirmó, ella representaba a una empresa de las Fuerzas Armadas, ANTEC, que curiosamente se encarga de enviar colaboradores hacia Angola y otras regiones del continente africano.

Un vuelo llegaba el día 29 y había que garantizar, a toda costa, el traslado por ómnibus de los compañeros hacia sus respectivas provincias. Algunos venían enfermos, aunque no especificó de qué. Un pasajero que esperaba tras de mí su turno para comprar un pasaje exclamó:

 -¡Una sola mosquita enamorada en ese atiborrado, incómodo y cerrado ómnibus chino, y nos jodimos!

Los ómnibus de la empresa Viazul son la alternativa más puntual y segura que existe en la Isla y transporta pasajeros nacionales y extranjeros, a casi todas las principales ciudades del país.

Existen cuatro cepas de una misma enfermedad que se conoce tradicional e indistintamente como fiebre amarilla, malaria, o paludismo. Aunque sólo una de ellas suele evolucionar a un estado capaz de dejar lesiones graves en el hígado o daños en áreas del cerebro, produciendo la altamente letal malaria cerebral, en realidad todas las variedades de esta patología tienen la capacidad de llegar a dejar secuelas neurológicas, hemorragias, u ocasionar la muerte. Dos de estas cepas son muy resistentes a los tratamientos, y las vacunas sólo son 40% efectivas; por lo que el tratamiento por excelencia es de tipo profiláctico a base de consumir diariamente alguno de los fármacos antiparasitarios derivados de la quinina, entre otras medidas.

Además, existe otro inconveniente, y es que el uso continuado a largo plazo, de estos medicamentos preventivos, provoca daños residuales irreversibles en el organismo, como la pérdida de la visión periférica. El agente transmisor de la enfermedad es la hembra del mosquito, por excelencia Aedes Aegypti, cuyo apelativo no por gusto se traduce del latín como odiado; aunque ciertamente han existido casos de contaminación por consumo de aguas con larvas del anterior insecto.

En Cuba, en los últimos tiempos, se han desencadenado varios brotes de enfermedades desconocidas o variantes atípicas de las habituales; algunos médicos relacionaron este fenómeno con el desmedido ingreso en la Isla de personas de otras latitudes como parte de los programas masivos de salud promovidos por el régimen.

En el caso del continente africano, el paludismo es un insignificante flagelo al lado de patologías que podrían diezmar a la población en cuestión de días de no aplicarse a conciencia los debidos protocolos de prevención de epidemias.