Capítulos pendientes

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - “La enseñanza de la historia tendrá mayor prioridad a partir del próximo curso escolar y habrá más referencia en 7mo, 8vo y 10mo grados, así como en el primer año de los institutos tecnológicos”. 

Cito un fragmento de una crónica del periodista Yosley Carrero, titulada “La enseñanza de la historia”. El texto fue leído por el propio comunicador el pasado 19 de junio, en la sección Enfoque-Cuba, correspondiente al noticiero de televisión del mediodía. 

Habría que preguntarse si la historiografía oficial podrá cruzar su propia línea y ver más allá de sus logros, méritos, personalidades, hechos y procesos revolucionarios. ¿Cuál será la nueva jerigonza a la hora de señalar en el pizarrón los mitos y realidades de la vieja cátedra marxista-leninista? 

El periodista Yosley Carrero, para quienes no siguen de cerca sus crónicas, lo considero alguien con suficiente talento para conseguir historias de una pisada o con el sólo chasquear de los dedos. Claro que al ser moldeado por el oficialismo, querer no significa poder asumir criterios no deterministas que lo deformen ideológicamente.   

¿Cuáles serán los capítulos pendientes de la historia en los nuevos mamotretos metodológicos? 

¿Habrá suficiente contenido clasificado como para profundizar otro tanto, siempre que la censura lo permita, en aquellos sucesos de la historia colonial y republicana que no aparecen en los libros de textos? ¿Acaso se trata de contemporizar hechos y heroicidades con los actores de siempre? 

Si así fuese, deben aparecer nuevas consolidaciones sobre ciertos capítulos pendientes, como es el caso del Comandante de la Revolución Huber Matos, la extraña desaparición de Camilo Cienfuegos o la preparación de guerrilleros latinoamericanos en Cuba a principios de la revolución comunista. 

¿Por qué no profundizar en la Constitución de 1940, obra que contó con los aportes de Carlos Márquez Sterling, José Manuel Cortina, Miguel Coyula, Orestes Ferrara, Eduardo Chibás, Blas Roca, Jorge Mañach y tantos otros políticos e intelectuales. 

“El tema también pasa por la manera de producir más simbología de lo nacional, la historia cultural, deportiva y social. La historia toda, donde caben Céspedes y Fornaris, Martín Dihigo, Orestes Kindelán, Van Van o el amolador de tijeras”, resume Yosley Carrero en su crónica.   

Me gustaría mucho que Yosley Carrero le echara uno o dos vistazos al ensayo de Rafael Rojas “Dilemas de la nueva historia”, publicado por la revista Encuentro en su edición 50. Quizás logre entender que la nueva metodología será la misma soga con diferentes nudos. O que en el ayer, el hoy y el mañana, quieran o no, Mickey Mouse se robará el show frente a Elpidio Valdés y su caballo Palmiche.      

No es el hecho de desplazar nuestra identidad nacional y convertirnos en eternos consumidores de la producción audiovisual de extramuros lo que nos hace más o menos compatibles con nuestro sentido de pertenencia. Más bien es el exceso de discursos lo que ha generado la inapetencia por nuestros valores socioculturales. 

Comparto al 90 % todo lo que el joven colega Yosley Carrero exhibe con maestría en su crónica. Igual creo “insuficiente”, como él dice, la enseñanza de la historia en todos los niveles educacionales. También apuesto por los nuevos acontecimientos y sus protagonistas.  

Tan historia son Elián González y el Maleconazo, como los cinco “héroes” y los 75 prisioneros de la Primavera Negra. Historia es la tribuna antiimperialista y el hundimiento del remolcador 13 de marzo. Historia es el pan con timba, la minuta de pescado, el picadillo de soya y la cerveza de pipa. 

En fin, apostamos por un rediseño en los contenidos históricos locales, nacionales y universales, desde pre-escolar hasta la casa de altos estudios. También por esos capítulos que permanecen pendientes sobre la independencia de ayer y la que está por venir.