Agua a la canasta básica
Nelson Dorta
QUERÉTARO, México, junio, www.cubanet.org -En estos días se anuncia un nuevo reajuste a la canasta básica de los cubanos, otro más de tantos, que según los experimentados funcionarios de la economía nacional “tratará” de preservar un consumo diario de 3,100 Kilocalorías (¿?), lo que estaría por encima de la recomendación diaria de consumir 2,400 Kcal en alimentos.
Los que conocemos la historia de la famosa libreta de racionamiento, sabemos muy bien que la mencionada canasta nunca ha llegado a ser básica, pues a duras penas los víveres alcanzan a los ciudadanos para la mitad del mes, por lo que esas dudosas 3,100 kilocalorías diarias, se agotan en menos de 15 días y la satisfacción de necesidades en los días restantes depende únicamente de la maltrecha economía del cubano y su capacidad e inventiva para lograrlo con mayor o menor éxito. Aplicando las matemáticas, entonces serían realmente unas 1 550 Kcal diarias las que garantizaría la “canasta básica”, cifra inferior a la recomendada diariamente.
Así el régimen y sus voceros, a través de su maquinaria propagandística, tratan confundir, una vez mas, la mente del cubano; y puede que lo logren, pero lo que no podrán tranquilizar son sus estómagos.
También resulta contradictorio, que sean capaces de anunciar que “con independencia de éstas y otras garantías, inevitablemente se van a sentir restricciones“. Parece que cuando hablan de garantías, le están asegurando a la población que las restricciones si están garantizadas, como lo han estado en este último medio siglo.
¿Es que acaso en la historia de 50 años de gobierno castrista han dejado un día de existir restricciones alimentarias o de cualquier otro tipo, para el pueblo ?Cuba es el país de las restricciones, los controles y las prohibiciones.
Pero volviendo al tema alimentario y al cometario de los especialistas que “tratarán” de resolver tan sensible problema, estos destacan que “la factura de importación de alimentos es muy grande”
Según cifras oficiales del régimen se tienen que comprar al exterior más del 80% de los alimentos que consume la población y se gastan cifras superiores a los mil millones al año en este rubro.
Resulta que estos personajes no tienen el valor y la vergüenza necesarios para reconocer que han sido las políticas económicas de la dictadura las que han convertido al país en el desastre que es hoy. Una nación eminentemente agrícola, con un clima que ha favorecido siempre la producción de viandas, frutas , vegetales, la cría de aves y ganado; un país capaz de lograr el autoabastecimiento y la exportación en muy diversos renglones alimentarios ha pasado a ser, gracias a la revolución, un gran importador de alimentos, esto únicamente muestra la incapacidad y la ineficiencia con la que se ha dirigido su economía.
La población de la isla desde el 1959 aproximadamente se ha duplicado, mientras que la producción agrícola puede haber descendido a menos de la mitad.
Que en Cuba, la producción de alimentos, registre niveles tan alarmantemente bajos y que la tierra fértil se convirtiese en extensiones abandonadas y baldías, no tiene nada que ver con la política o el embargo norteamericanos; pretender justificar este desastre con esos argumentos se pudiera considerar hasta infantil, si la justificación no viniese del pensamiento de un tirano y sus seguidores, que tratan siempre de encontrar un chivo expiatorio, para todo lo que fracase de sus proyectos y promesas.
¿Y cuales serán las posibles soluciones vislumbradas para este grave problema? Pues, para variar , serán las mismas , se regresan a conocidas fórmulas y caminos trillados, no habrá cambios radicales, se dan las mismas consignas : aumentar la productividad y la eficiencia , combatir las indisciplinas , incrementar el esfuerzo , la creatividad, el ahorro y también reactivar el trabajo voluntario de niños y jóvenes en el campo.
La iniciativa de un pueblo, trabajador, creador y productor de riquezas, como lo es el cubano, se mantiene férreamente controlada por el aparato burocrático estatal y los dogmas de una tiranía incapaz de reconocer su fracaso.
Como es lógico tampoco puede faltar el anuncio de más dificultades y la advertencia de que las soluciones no serán inmediatas; esto lo conoce perfectamente bien el desesperanzado pueblo cubano que lleva medio siglo de trabajo y sacrificios y continúa esperando hoy las, cada día mas distantes, soluciones ofrecidas por sus gobernantes.
Pienso que el nuevo equipo de especialistas que, junto a su flamante ministro, pretende reconstruir las ruinas de lo que hace muchos años fue la floreciente economía nacional, sabe perfectamente cual es la solución, pero prefiere continuar siendo parte de la élite que no sufre los rigores y las carencias que padece el pueblo, que correr el riesgo de perder sus prebendas por atreverse a discrepar con honestidad y expresar verdades.
Mientras tanto continuarán las promesas y habrá que echar más agua a la canasta básica de los cubanos.
|