Julixeimy o lo que nos habrá tocado vivir

Luis Tornés Aguililla

ATHIES-SOUS-LAON, Francia, junio,  (www.cubanet.org)  

- ¿ Con quién hablo ?.

Llorando me dice -¡ Con Julixeimy !, ¿ quién e uté……?

- Yo soy cubano, soy amigo de (    ) y vivo cerca del lugar en que estás ahora.

- Todavía llorando - ¡ Por favol…. venga a bucalme que tengo mucho frío y eto etá ojcuro, tengo miedo !.

- ¿ Tienes abrigo ?.

- ¡Sí, pero hace mucho frío! – responde desesperada .

- Fíjate bien en lo que te voy a decir: cálmate pues la cosa no está para pasión, mira, aléjate de la garita y entra al bosque unos diez metros y acurrúcate en el suelo contra un árbol. Yo estaré allí dentro de media hora. Pasaré a Bélgica para ver si no hay guardias y regresaré a Francia un minuto más tarde y pitaré tres veces parqueado detrás de la garita con el motor del carro en marcha. Mira la hora en el móvil……y te advierto: qué no se traté de una trampa pues les pesará….

- ¡No, no, no es trampa, por favol venga a bucarme, señol!

Me juró que hablaba seriamente y le quise creer porque en estos días estoy leyendo cosas de esas de Cristo y de que hay que ser bueno y el cará……

Pues Julixeimy es una cubanita de 19 años, flaca y fea como ojos humanos nunca vieron ni verán por aquella isla de Cuba.

Nada de ojos vivos y habladores, nada de sandunga ni de esa malicia linda que tanto gusta a los catadores viejos.

¡No señor !, Julixeimy es una cubanita cuya voz es tan fina y medrosa que parece hablar porque no le queda otro remedio.

Ayer, 3 de diciembre de este otro año de desgracia me llamó de París uno de esos babosos arrepentidos de Fidel y que…… después de todo tengo por amigo, pues nadie es perfecto en este mundo y me dijo:

“ Oye Luí tenemo a una cubana en la frontera belga tirá en la carretera y por er mapa vemo que etá cerquitica e tu casa, ella e prima de……. “(me dijo un apellido que me entró por una oreja y me salió por la otra pero creí comprender de que se trataba de un miembro insigne de la oposición parisina a Castro – seguramente un baboso de salón y futuro ministr ).

Le respondí que hablara claro y corto y que se dejara de mentar santo y le agregué, con el desenfado del que no tiene sueldo de frente ajena, de que para mí, todo el que le teme al fango y a la mierda de vaca no vale más que un estribo al pasar río profundo (a cada cual sus referencias líricas).

Entonces ya eran ya las seis de la tarde, la noche había caído y hacía un frío que pelaba.

Le recordé al « parisino » que la frontera con Bélgica era más larga que mi República de Camagüey pero de esas geografías él no podía saber al haber pasado toda su existencia cubana en los hedores forjadores de su solar habanero del cual sólo salió dos veces: cuando fue al servicio militar en Pinar del Río y cuando se escapó de Fidel.

Entonces me precisó que la cubana tenía un teléfono móvil belga y m e dio el número y la llamé.

Julixeimy había sido dejada por un camionero en Maquenoise, un lugar desolado y tenebroso de la frontera. Después me aseguró que el camionero no se había metido con ella. Maquenoise es un lugar tétrico hasta de día, un antiguo puesto fronterizo entre Bélgica y Francia y paso preferido de los grandes contrabandistas entre los dos países durante todo el pasado siglo. Ya no hay frontera formal y los guardafronteras están allí solamente cuando “esperan “ a alguien.

Llamé a dos amigos franceses que no andan con temores y salimos en mi carro para la frontera. Eran las ocho de la noche cuando pasamos a Bélgica sin reducir la velocidad. La temperatura exterior estaba bajo cero. En el primer entronque de la carretera de Chimay (Bélgica), en pleno monte, paramos y regresamos a la frontera con los ojos bien abiertos.

Al llegar a la zona fronteriza, giré a la izquierda; la garita que antes marcaba la frontera entre Francia y Bélgica estaba delante de nosotros a cien metros en medio de una explanada a oscuras. Nos acercamos lentamente a la garita, frené el carro con el motor en marcha y listo para cualquier cosa y pité tres veces. A los dos segundo se asomó al borde del bosque “aquello” que más nos pareció un fantasma que una persona. El « abrigo » era en realidad un sobretodo de primavera color crema que se veía a tres cuadras. No se acercaba a nosotros, estaba como paralizada. Bajamos las ventanillas y yo le grité al fantasma “¡Vamos, arriba, muchacha! “, y bajó corriendo. Se acercó a mí y le dije lo más tranquilamente que pude “no tengas miedo, monta”.

Se sentó llorando en el asiento de atrás que quedaba libre y empecé a hablarle como si la conociera de toda la vida para que se le atenuara el terror que llevaba en los ojos….

Hoy, 4 de diciembre Julixeimy ya está en París. Dos cubanos parisinos la vinieron a buscar tempranito. Querían venir a buscarla a mediodía pero me negué enérgicamente para obligarlos a salir a las 5 de la mañana porque no soporto tampoco a la gente que se levanta tarde……..

A posteriori, con esas tribulaciones de Julixeimy he pensado en lo que nos ha tocado vivir como nación. Pensé en los que vinieron de Baní a Cuba, a liberar de su infortunio al siervo,  sin que ni por asomo hayan logrado hasta hoy tal empeño. Pensé cosas feas, maldije y juré como pobre alabardero que uno es...

¡ Allá va eso……….. !.