“Gracias, Fidel”
Lázaro Tirador Blanco
MIAMI, Florida, junio, www.cubanet.org -Para cualquier cubano que anhela la libertad de sus hermanos y para aquellos que en cualquier lugar del mundo comparten las ansias de libertad de un pueblo esclavo, la noticia de que el régimen castrista acaba de autorizar la salida de la isla a la doctora Hilda Molina para ver a su familia en Argentina, debe ser motivo de regocijo.
La concesión del permiso de salida, que es la autorización del régimen para que un ciudadano cubano pueda viajar al exterior, fue anunciada en la Argentina por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, antes que se divulgara en Cuba.
La doctora Hilda Molina pedía desde hace una década el permiso al gobierno cubano para viajar a Argentina, donde viven su hijo y nietos.
Pese a que la noticia nos alegra a todos, no deja de ser una desvergüenza más de las que acontecen cada día a los cubanos desde hace 50 años. El permiso de salida de Cuba –lo que debería ser el ejercicio libre de un derecho, como lo es en cualquier lugar del mundo-, es algo que el gobierno otorga o no, según sus deseos. Este es uno de los derechos humanos constantemente violados por el régimen. Los pretextos son múltiples: “disidente”, “portador de secreto estatal o militar”, “posible desertor”, etc.
Lo más indignante de este caso específico es que para que una ciudadana pudiera ejercer un derecho elemental, ha tenido que armarse todo un andamiaje publicitario en el que han intervenido el ex presidente Néstor Kirchner, la actual presidenta argentina e innumerables personalidades y organizaciones dentro y fuera de Cuba ante el omnipotente Fidel Castro. Hoy se nos presenta la autorización de salida de la doctora Molina como un gesto positivo que hay que agradecer al régimen por su condescendencia y humanitarismo.
El régimen violador el derecho de una ciudadana durante una década, hoy es aplaudido por acceder a que ella ejerza, de manera excepcional, ese derecho. El caso es indignante, inmoral y absurdo. Detrás de todo esto estaba en verdad la venganza del régimen ante las críticas de la doctora Molina y su renuncia a hacerle el juego a las inmoralidades que en el sector de la salud se cometen en la isla por órden del gobierno.
El canciller argentino Jorge Taiana ha declarado sobre el caso: "Este es el resultado de una tarea paciente, discreta y perseverante que ha buscado lograr el objetivo con un único propósito humanitario... reunir a la familia en nuestro país". El señor canciller también declaró que "Argentina también quiere expresar su reconocimiento a la comprensión demostrada por el gobierno cubano".
Nos congratulamos del esfuerzo argentino para resolver este caso pero, debían sentir la gran vergüenza que significa reconocer que fueron necesarios 10 años y la intervención de dos presidentes y un canciller para que el régimen cubano otorgara permiso de salida a una anciana.
Juzgando por este caso, ¿cuántos presidentes, cancilleres y años harían falta para que pudieran salir de Cuba todos los ciudadanos que quieren hacerlo y a quienes el gobierno no otorga el famoso permiso de salida?
Ya es tiempo que los que verdaderamente quieren libertad para los cubanos, los que desean el acceso a todos los derechos ciudadanos más elementales para un pueblo que ha sufrido por más de 50 años una férrea y brutal dictadura, dejen de aplaudir las payasadas del régimen castrista para mejorar su imagen, paren de brindar cobertura mediática a supuestos logros -obtenidos a expensas del sufrimiento de todo un pueblo- y digan la verdad, que conocen muy bien y que por contubernio, por miedo o por proteger espurios intereses esconden.
No dudo que quizás Chávez dedique una par de horas en algún “Aló Presidente” o que el señor Insulza convoque a los embajadores de la OEA a una sesión extraordinaria para agradecer el gesto democrático del régimen castrista. En estos días puede soplar vientos capaces de empinar cualquier papalote.
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