¡Qué lo compre el que no lo conoce!
Ramón Asensio
MADRID, España, junio, www.cubanet.org -Ya lo dijo el inmortal Carlos Gardel en uno sus mayores éxitos. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con él, pues 20 años –que según el cantante no son nada- se pueden vivir de diferentes maneras. O sea, que como dice la canción, depende.
Quizás tenga razón cuando se disfrutan a todo tren, entre diversiones y placeres, pero no cuando transcurren en medio de dificultades de todo tipo.
Pero también los hay que han dejado pequeño al mismísimo genio argentino y consideran que ni siquiera 50 años son demasiados. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando se habla de Cuba y la Robolución castrista.
Sin lugar a dudas, menosprecian los sufrimientos a los que ha estado sometido el pueblo cubano –desde hace exactamente medio siglo- tras la llegada al poder de los hermanos cuatreros y de la instauración de una de las dictaduras más férreas y odiosas de que se tenga noticia.
Para los que no parece preocuparles mucho el calendario, no hay prisa para solucionar los problemas de Cuba, no conviene precipitarse, no es recomendable presionar al gobierno cubano, hay que reflexionar con calma y serenidad, hay que esperar, tomarse su tiempo... En fin, que los cubanos deberíamos tener paciencia.
Y la pregunta es: ¿Se nos pide que tengamos más paciencia?
¿Es que les parece poco los años de opresión y de calamidades a que nos ha sometido la dictadura castrista?
¡Entérense de una vez, señores! ¡Han sido muchos años de nuestras vidas los que hemos perdido a causa de tanta esquizofrenia! ¡Nuestras familias están deshechas! ¡Nuestros hijos se han ahogado en el mar! ¡Nuestros presos políticos están muriendo lentamente en las inmundas cárceles! ¿Es que hay que seguir esperando? ¿Alguien me podría decir hasta cuando? Hay cosas que no pueden esperar más y una de ellas es la libertad de Cuba.
Ahora resulta que algunos celebran que el gobierno cubano haya aceptado retomar las conversaciones sobre inmigración con las autoridades norteamericanas y lo consideran una respuesta favorable al ofrecimiento al diálogo del presidente Obama. Aplauden el gesto del gobierno cubano olvidando que es el causante de todos los problemas. Creen en la buena voluntad de Cuba para resolver la situación bilateral y no se dan cuenta (¿o sí?) de que es sólo parte de la vieja estrategia del gobierno de los dinosaurios: ganar tiempo para seguir instalados en el poder –el que no piensan abandonar nunca-, echar la culpa de todos los males al imperialismo y continuar interpretando el papel de víctima ante sus fans en todo el mundo para así seguir gozando de la simpatía de la izquierda progre.
Lamentablemente, no hay motivos para la esperanza con tales declaraciones ya que no veremos avances en el sentido que todos deseamos. El gobierno cubano –y si no, tiempo al tiempo-, seguirá exigiendo el cese del embargo, la liberación de los 5 espías, la eliminación de la Ley de Ajuste y otras cosas por el estilo a cambio de nada, porque para ellos son los demás los que tienen que hacer concesiones. Cuba no tiene nada que cambiar.
Seguiremos por tanto en las mismas, ya que la comunidad internacional –con contadas excepciones- no está por la labor de ejercer presión sobre la dictadura –como sí lo hizo en otros casos- o no se atreve a elevar su voz, con firmeza, ante tantos desmanes.
Bien sea por intereses económicos o simplemente por afinidad ideológica, una buena cantidad de naciones –entre las que, incomprensiblemente, se encuentran muchas que presumen de democracias desarrolladas, no tienen el valor o la coherencia necesaria para exigir a los tiranosaurios que desaparezcan de una vez de la escena y dejen al pueblo decidir su propio destino. Entre ellas España, que con tal de defender a sus empresarios instalados en territorio cubano y que justifican su complicidad con el régimen esgrimiendo razones que nadie se cree (pues hasta el más tonto sabe que sólo buscan enriquecerse a costa de la explotación y las necesidades del pueblo llano y tomarle la delantera a las empresas norteamericanas cuando llegue la hora de repartirse el pastel), no ha tenido el menor reparo en defender a capa y espada a los hermanos decrépitos, lo que pone en entredicho su tan cacareado discurso a favor de la libertad, los derechos humanos y todos los valores que se supone deberían defender también en otras tierras.
Ahora se ha sumado un nuevo motivo para la polémica: el de los esposos Myers que, según las informaciones, espiaban para La Habana desde hace varias décadas. El caso sale a la luz en un momento delicado. Algunos piensan que EEUU ha destapado la información como consecuencia de la decisión de la OEA en su última reunión. Otros, que ha sido Castro el que ha sacrificado a su gente en busca de un pretexto para entorpecer cualquier intento de negociación y así mantener la confrontación que tanto necesita.
No parece lógico que el gobierno del presidente Obama, que ha dado los primeros pasos para el diálogo, introduzca un elemento que pueda echar por tierra cualquier esperanza de acuerdo, de no ser ésta una situación real y de actualidad. En cambio, nadie duda de lo que es capaz de orquestar el dinosaurio mayor con tal de pulverizar cualquier atisbo de distensión con su vecino del norte. ¡Que lo compre el que no lo conoce!
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