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28 de enero de 2009
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¿Quién mide las pulsaciones?  

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Como de costumbre, cada mañana veo un rato la tele revista Buenos Días. Martes y jueves me intereso por las opiniones del licenciado en economía Ariel Terrero Font, uno de los comentaristas más certeros en el pronóstico económico de la isla. 

Ariel Terrero no acostumbra esconder bajo la alfombra ideológica la crisis económica que atraviesa Cuba desde hace más tres lustros, algo que suelen hacer los economistas de hoz y martillo. Sus tópicos sobre producción, exportación e importación de productos y servicios, atienden a cifrar los pro y los contra dentro de un sistema que centraliza los recursos y el capital humano. 

El martes 20 de enero, después de varios intentos, pude resolver por la izquierda un turno en la clínica estomatológica del reparto Eléctrico. Acostumbrado a los desplantes en los centros de salud, decido preguntar si están realizando empastes de muelas. Me comunican que, por escasez de guantes y amalgama para caries, no me pueden atender. Sin hacer hincapié en el asunto, la propia asistente de información me dice que el problema de los guantes es a “nivel nacional”. 

Horas antes del desplante fui espectador de la sección a cargo del economista Ariel Terrero Font, comentario que por costumbre suelo grabar. Ariel expone que en 2008 “la exportación de fármacos y vacunas creció en un 20%, con más de 300 millones de dólares de ingresos por este concepto”. 

El economista catalogó la producción biotecnológica en Cuba como el primer rubro exportable, luego de afirmar que el níquel, otro de los renglones primarios, sufrió una caída del 70% por debajo del precio promedio en el año 2007 (precio actual, de 10 mil a 11 mil dólares la tonelada). 

El desplante sufrido en la policlínica, con el que seguramente muchos cubanos se sienten identificados, contrasta con la sarta de proyectos integrales en materia biotecnológica que ofrece Cuba en América Latina y el Caribe.  

¿Cómo es posible presupuestar un Centro Binacional Cubano-Argentino de Biotecnología Aplicada al Desarrollo de Fármacos y Vacunas, si un estomatólogo apenas cuenta con guantes esterilizados para su trabajo? 

Guantes y empastes sólo vienen a engrosar la lista de materiales que se ausentan frecuentemente de las clínicas y los hospitales habilitados para el ciudadano común. La falta de suturas, aplicadores, jeringas, catéteres, estetoscopios, esfigmógrafos y medicamentos e instrumentos quirúrgicos, además de irritar al paciente debido a la anulación de un turno médico o una prueba diagnóstico, desajusta los programas de atención médica.  

¿A dónde van a parar los casi 300 millones de dólares anuales que recauda el monopolio de la biotecnología con la venta de medicamentos oncológicos y antirretrovirales? 
El presidente Raúl Castro, al tanto del ineficiente y desabastecido sistema de salud pública, heredó el monopolio biotecnológico (al oeste de la capital), complejo que desde hace más de veinte años estuvo bajo la tutela de Fidel Castro. 

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, de visita en Cuba, fue bendecida en la Escuela Latinoamericana de Medicina con un estetoscopio. Llena de emoción, exclamó ante la prole de futuros galenos: “Voy a ver si algunos tienen corazón en Argentina”. 
Después de digerir el comentario económico a cargo de Ariel Terrero Font, y recibir en la clínica estomatológica otro desplante, me pregunto Y aquí, en Cuba, ¿quién mide las pulsaciones?

odelinalfonso@yahoo.com

 

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