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30 de diciembre de 2008

 

OPINIÓN DEL LECTOR
 

La Caída

Jimmy Escobar, Analista Político

MANAGUA, Nicaragua, enero, (www.cubanet.org) -El régimen castrista le ha dado a analistas políticos y observadores internacionales una  verdadera lección de supervivencia política.  Cualquier análisis que pueda hacerse sobre el futuro de Cuba deberá tomar en cuenta la increíble capacidad que éste régimen ha demostrado para adaptarse a los imprevistos, manipular eventos y sobre todo mostrar una cara victoriosa aun en las más humillantes derrotas.

Muchas personas que conocen de mi compromiso con el pueblo cubano me hacen la  pregunta: ¿Cual es mi opinión de la revolución socialista cubana?  En mi sentir la revolución  cubana es una horrenda perversidad, esta perversidad se presenta de forma piramidal, en la parte superior se encuentran los opresores que la disfrutan,  por debajo están los turistas e intelectuales internacionales de izquierda que son entretenidos, después vienen las personas como yo, disidentes de los ideales marxistas que nos sentimos perturbados por ella,  pero en la parte inferior de la pirámide, que es donde se encuentra  el pueblo cubano,  están los que son aplastados…

La revolución cubana debió haber colapsado hace unos años pero para infortunio del pueblo cubano apareció Hugo Chávez quien con billones de petrodólares le dio al régimen el oxígeno necesario para sobrevivir.  Pero este oxígeno se termina, Hugo Chávez está cerrando su ciclo de poder y popularidad acelerado por un inminente desplome de la economía.  No existe la menor duda:  ¡Hu, ha, Chávez se va!  Muy pronto los venezolanos podrán también agregar: ¡Hu, ha, Cuba también se va!  

El régimen castrista no tiene a la distancia otro país o gobernante que  pueda servirles de “tonto útil”  que les ayude a evitar el ya evidente colapso económico y social  sostenido únicamente por una muy bien engrasada maquinaria represiva. 

Un ejercicio muy sano de previsión y responsabilidad humanitaria para las organizaciones de oposición en el exilio y para ONG’s que se especializan en atender emergencias humanitarias es analizar los posibles escenarios en el caso del estallido de una violencia social masiva que lleve como consecuencia al colapso del régimen castrista.

Presentaré tres posibles escenarios de cómo el régimen castrista podría colapsar dentro de los próximos dos a cuatro años, así como las opciones de respuesta en caso de que se dé una emergencia humanitaria masiva.  Este análisis está basado en las obvias señales de cansancio y desgaste tanto de la población cubana como de la maquinaria represiva que mantiene a la cúpula gobernante en el poder. 

Estos tres posibles escenarios son: 1. Efecto Dominó,  2. Resonancia Sincronizada, 3. Implosión Controlada

  1. Efecto Dominó

El colapso del régimen comunista polaco es un buen ejemplo de este “efecto dominó”  que también se extendió rápidamente a todo el bloque soviético.  El sindicato independiente “Solidaridad”  se les fue de las manos al control centralizado del régimen y muy pronto su actuar y pensar independiente se extendió sobre toda Polonia.  El movimiento se estableció tan rápidamente que, de pronto, la maquinaria represiva ya no tenía la autoridad moral ni la capacidad logística para reprimir a todo un pueblo que se sublevaba.

Seguramente el régimen castrista ha aprendido muy bien de esta lección y como resultado ha desarrollado una bien engrasada maquinaria de represión popular que pueda dar respuesta rápida a cualquier acto de sublevación social.  Si una comunidad, o  grupo de personas se plantan, todo un equipo de represión respondería con absoluta brutalidad,  el objetivo sería dar una lección ejemplarizante para que otros grupos o comunidades no apetezcan seguir por el mismo camino. 

En este escenario el régimen sabe que su colapsada revolución solamente abastece de un 25% al 30% de las necesidades básicas de los cubanos,  por lo tanto no se puede dar el lujo de fallarles aun más.  Si llegaran a faltar en abastecer lo poco  que le suministran al pueblo una o varias poblaciones podrían empezar el efecto dominó al sublevarse, pronto el régimen estaría enfrentado una rebelión de grandes proporciones.

Debido a que los cubanos viven bajo un sistema de control absoluto y el régimen ha sido muy efectivo en aplicar la cultura del miedo, en Cuba no se puede esperar que algún grupo pueda coordinar una revuelta con la misma sincronización que tuvo el movimiento sindical independiente de Polonia.  Un levantamiento popular puede producirse debido al cansancio y frustración ocasionados por severos faltantes de servicios básicos como transporte o energía eléctrica así como por una aun más severa crisis de abastecimiento de alimentos. 

Por ejemplo, un intelectual cubano en una ocasión me comentó que a pesar de que todo el país sufre de faltantes de energía eléctrica, en los barrios pobres alrededor de la Habana Vieja muy pocas veces falta el servicio.  Según él, la razón es que el régimen sabe que esta ya sobre poblada área respondería de manera violenta y el régimen no podría reprimir a tan gran población.

En una ocasión visitaba a un amigo en la Habana Vieja, para mi sorpresa el servicio eléctrico fue suspendido.  De pronto gritos en contra del sistema y el régimen se comenzaron a escuchar por todos los viejos edificios. Obviamente muchas personas se aprovechaban de la oscuridad para emitir su verdadero sentimiento en contra del régimen,  me sorprendió la enorme cantidad de gritos de frustración y protesta que escuchaba. Afortunadamente, o tal vez desafortunadamente, el servicio eléctrico fue restablecido en pocos minutos.

En el escenario al que llamo “efecto dominó” la crisis humanitaria tendría enormes proporciones porque dependiendo del tiempo que dure la sublevación y la forma en que el régimen intente reprimirla podría surgir una severa crisis de desabastecimiento de alimentos que podría durar de 3 a 6 meses.  Las organizaciones de oposición en el exilio así como también ONG’s de intervención humanitaria harían muy bien en planear como proveerle alimentos y suministros de emergencia a millones de cubanos que podrían ser afectados por una insurrección civil.

  1. Resonancia Sincronizada

Un ingeniero amigo me explicaba que cualquier estructura puede colapsar si se le aplica un mismo movimiento sincronizado y a manera de ilustración me señalo: “Si un millón de hormigas caminan sincrónicamente sobre un puente podrían hacerlo colapsar”. 

La sublevación del Malecón también conocido como “El maleconazo” fue un buen ejemplo de esta “resonancia sincronizada”.  Miles de personas sin ningún  liderazgo, planificación ni mucho menos respaldo logístico se lanzaron a las calles a protestar en contra del régimen.   Otro buen ejemplo de “resonancia sincronizada” fue la invasión por 10,000 personas a la embajada de Perú.  Miles de cubanos tan pronto como se dieron cuenta de que podían escapar de Cuba se personaron en la embajada en busca de asilo político. 

El día en que Fidel Castro colapsó por primera vez sobre un escenario yo me encontraba en un lugar público.   En cuestión de minutos la noticia corrió pero, como extranjero, nadie me decía lo que estaba pasando aunque era obvio que algo extraordinario sucedía.  Los policías se veían aterrados, en actitud defensiva,  las personas murmuraban,  algunos comenzaron a brindar y a festejar, otros tenían en sus ojos una  mirada de incertidumbre, fue hasta que llegué a mi grupo que me entere lo que había pasado.  La conmoción popular que provocó el desvanecimiento de Fidel fue para mí una vívida prueba de que la revolución cubana se sostiene sobre la imagen de un solo hombre y uno puede fácilmente asumir que una vez que este hombre falte todo el sistema podría también colapsar.
La “resonancia sincronizada” no requiere armas ni el derramamiento de sangre.  Solamente que un significativo grupo de personas envíe un inequívoco mensaje de descontento y el descontento es un ingrediente que en Cuba existe en exceso. 

En una ocasión por razones laborales visitaba un país que se encontraba al borde de un colapso político.  Una noche miles de personas comenzaron a sonar sus cacerolas, el ruido era estrepitoso.  Por alguna razón tuve que salir de mi edificio, al salir a la calle  me encontré con un comando de policías fuertemente armados, para mi sorpresa los policías estaban aterrados, los superiores se escuchaban gritando desde sus radios para que les enviaran refuerzos para poder ser evacuados.  Asombrosamente  mientras yo caminaba con toda tranquilidad a la par de estos aterrados policías me preguntaba: ¿Cómo es posible que le tengan tanto terror a inofensivas cacerolas?   Ese día hizo sentido la historia Bíblica de la victoria militar de Gedeón y sus 300 hombres en contra de un poderoso y muy superior ejército.

La “resonancia sincronizada” requiere únicamente el sentir único de un pueblo y una acción práctica que envíe un claro mensaje de unidad.  Quizás es por esto que el régimen reprime de manera desproporcionada a aquellos cubanos que se atreven a llevar puesto un brazalete con la palabra “cambio”.  

Un régimen puede colapsar por el ensordecedor sonido de cacerolas o porque un día específico miles de personas decidan entregarle cada uno una flor a los policías que los reprimen. El mensaje sería claro pero pacifista: “Todos tenemos el mismo sentir y ustedes no tienen la capacidad de reprimirnos”.

En una ocasión estaba en un país de los llamados “del primer mundo”.  Un día como acto de solidaridad  la mayoría de las personas llevaban sobre su solapa un listón rojo.  El listón que llevaban hombres, mujeres y niños parecía producir un enorme impacto de solidaridad,  toda una sociedad se veía unida.  Ese día me pregunte: ¿Qué pasaría si millones de cubanos un día decidieran ponerse un listón negro sobre sus solapas a manera de protesta por 50 años de engaños, manipulación y carencias?

Si el  régimen cubano llegase a colapsar debido a una “resonancia sincronizada” la ventaja seria una más breve crisis humanitaria de abastecimiento.  El movimiento de resistencia pacífica popular podría durar semanas, días o tal vez horas, pero el resultado sería un colapso en las estructuras de poder y por fin el pueblo cubano encontraría su libertad. 

En el libro de Hemingway, El Viejo y el Mar bien podría haber para Cuba una analogía profética.  El viejo pescador tenía atrapado un enorme pez pero su gran temor era: El desesperado pez podría romper y liberarse de la cuerda de un solo tirón…

  1. Implosión Controlada

Las demoliciones controladas se dan cuando en una estructura a demoler se aplican cargas explosivas en lugares estratégicos para que esta colapse de manera controlada y como resultado no se dañen otras estructuras.

China y la Rusia son muy buenos ejemplos de “implosiones controladas”.  En Rusia el experimento comunista colapsó pero al final muchos allegados al poder mantuvieron su control sobre el país al transformarse de burócratas a exitosos empresarios.  Mientras que en China y Vietnam el mismo liderazgo político experimentó una extraordinaria metamorfosis de conservadores comunistas a ambiciosos capitalistas. 

En Cuba mientras todo el país está al borde del colapso, las empresas manejadas por las fuerzas armadas se manejan de manera relativamente exitosa.  No sería de extrañarse entonces que el liderazgo político de Cuba a sabiendas de que el país está al borde del colapso, permita que colapse de manera controlada y que al final los militares convertidos en exitosos empresarios intenten irrumpir como dueños de las empresas productivas de Cuba dentro de un modelo capitalista. 

En una “implosión controlada” los demoledores no se pueden dar el privilegio de dejar sin colapsar ninguna columna, esto generaría un enorme peligro ya que las bases sin colapsar quedarían en una muy inestable condición.  Raúl Castro no puede tampoco darse el lujo de hacer reformas a medias.  El régimen mismo lo ha reconocido en algunas ocasiones al señalar: “El sistema es obsoleto y no funciona” o “Son necesarios cambios estructurales…”.  En el caso de que Raúl Castro continúe haciendo reformas a cuentagotas, la paciencia del pueblo cubano podría por fin desbordarse y como consecuencia una posible sangrienta revuelta.

En el escenario de una “implosión controlada” el peligro estaría en el sufrimiento humano que a corto y largo plazo el pueblo cubano pueda sobrellevar.  Lamentablemente el régimen cubano pareciera operar bajo los mismos principios del régimen norcoreano, ambos han estado en toda disposición de usar a sus ciudadanos como peones de un  juego de ajedrez, los cuales son sacrificables mientras cumplan el propósito de proteger al Rey.

El peor escenario para Cuba en el aspecto humano seria una “implosión controlada” ya que el mismo liderazgo político que ya ha desertado a su propio pueblo continuaría en control del país, tal vez bajo la intención de un diferente esquema estatal.  En este escenario seria crucial la intervención, firme y oportuna de organismos internacionales como la ONU y la UE así como también  la OEA.  Todas estas organizaciones tendrían que adoptar resoluciones y mandatos firmes, inmediatos y tal vez con la opción abierta de utilizar la fuerza militar si el régimen cubano, tal vez en un estado metamórfico, decide continuar utilizando, reprimiendo y sacrificando a sus ciudadanos a fin de mantener su hegemonía en el poder.  Las ONG’s como “Reporteros sin Fronteras”, “CICR”, “Amnistía Internacional”,  y todas aquellas organizaciones que se especializan en la atención de emergencias humanitarias y defensa de los derechos humanos, deberán también estar preparadas para ejercer un liderazgo aun más protagónico en defensa del pueblo cubano. 

En este escenario también los medios de comunicación internacionales deberán reevaluar si mantienen su política de “cómplices silenciosos”.   El que escribe estas líneas ha visto personalmente como muchas historias trascendentales del diario vivir cubano no se han publicado en medios extranjeros o se han publicado a medias,  tal vez por temor de los medios de comunicación de perder su representación en la isla y con ella la oportunidad de vender una noticia “aun mas grande”.   En mi opinión  en la mayoría de corresponsales de prensa extranjeros estacionados en Cuba, existe una  “autocensura” y prevalece el sentido de “oportunidad” en sacrificio del sentido de “objetividad”.

Hace 20 años tuve el privilegio de compartir con ciudadanos rumanos en el exilio los dramáticos últimos días de la dictadura comunista de los Ceausescu.  Mis amigos  y colegas rumanos montaban guardia día y noche, siguiendo por televisión y radio minuto a minuto el rápido desarrollo de los acontecimientos que culminarían con el desplome del régimen.  Cada vez que el teléfono sonaba con una llamada desde Rumania todos se abalanzaban sobre el que recibía la comunicación, para escuchar.  El ambiente de expectativa era extraordinario.  El momento de la caída finalmente llegó,  la televisión trasmitió en vivo el momento mismo en que el pueblo tomaba las instalaciones del Palacio Presidencial; hubo abrazos, lágrimas, besos.  Fueron tal vez los días más conmovedores de mi vida, que todavía hasta hoy nunca he logrado repetir.

El ambiente fue aun más conmovedor al siguiente día cuando por televisión se transmitía el fusilamiento del dictador y su esposa.  Nunca olvidaré la actitud incrédula  y desafiante del dictador en desgracia. Creo que dictadores como Ceauşescu, Saddam Hussein y Fidel Castro se ven a sí mismos como verdaderos benefactores de su pueblo, aun en el umbral de su destino final.

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