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Castro, Hitler y Mussolini

Roberto Álvarez Quiñones

NUEVA YORK, Nueva York, diciembre, www.cubanet.org - Aunque los grandes medios de comunicación del  mundo no quieren hablar de ello, el próximo primero de enero Fidel Castro alcanzará los 51 años en el poder y  mejorará su récord mundial como único mortal que ha sido dictador durante medio siglo.

Es  un dictador, porque aunque el anciano comandante  no es ya presidente de Cuba, es el Primer Secretario del Partido Comunista, que según la Constitución socialista es la máxima instancia de poder en la isla. O sea, que el “presidente” Raúl Castro  está subordinado a Castro I.

Estudiando a los tiranos más importantes de los últimos 100 años, advertí cuáles fueron los peores,  no sólo por el daño causado a sus pueblos, sino por su impacto internacional: Adolfo Hitler, Benito Mussolini, José Stalin, Mao Tse Tung, Sadam Hussein y Fidel Castro.

Émulos de Calígula como Pol Pot,  que exterminó a dos millones de sus compatriotas en Cambodia, o Amin Dada,  Suharto, Mobutu Sese Seko, Francisco Franco,  Kim Il Sun, Rafael Leónidas  Trujillo, Augusto Pinochet, Juan Vicente Gómez,  Porfirio Díaz, o el líder talibán Mohammad Omar, fueron genocidas, pero no afectaron a la comunidad internacional.

Castro,  además de trasladar su otrora próspero país a la Edad Media  casi provoca una guerra nuclear en octubre de 1962 y causó la muerte de  miles de personas al exportar guerrillas y  terrorismo a Latinoamérica, y con sus intervenciones armadas en Angola, Etiopía,  Namibia, Argelia, Sahara Occidental, Nicaragua, Argentina, Bolivia, Granada  y Venezuela.

¿Cuál fue el más letal? El índice apunta hacia Hitler. Provocó la más sangrienta y destructiva guerra ocurrida jamás, con  60 millones de muertos. Incendió a casi toda Europa y parte de Africa del Norte y de Asia.

No obstante,  según el  Libro negro del comunismo,  un estudio realizado por profesores europeos de izquierda,  publicado en 1997, Mao Tse Tung fue más lejos: 65 millones de chinos murieron durante su liderazgo (1949-1976), unos de hambre a causa de la colectivización de la tierra, y otros ejecutados, muchos de ellos durante la “revolución cultural”. El maoísmo se diseminó por el planeta y aún hoy sigue influyendo en  guerrillas o partidos políticos.

Mussolini fue uno de los  mentores ideológicos del Fuhrer, al crear en 1919 los “Fasci Italiani di Combattimento”, grupos armados que luego constituyeron el Partido Nacional Fascista de Italia, en 1920.

Stalin  causó la muerte de 20 millones de personas entre 1932 y 1941, la mitad a causa de la colectivización de las tierras y la otra mitad en los paredones de fusilamientos, según un informe de Olga Shatunovskaya, en un pleno del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1960, presidido por Nikita Kruschev. Y fue  la cabeza del movimiento comunista mundial durante tres décadas.  Sadam Hussein invadió  Irán y provocó más de un millón de muertes. Luego invadió Kuwait y originó la Guerra del Golfo Pérsico.

Semejanzas

Hay sorprendentes semejanzas entre Hitler, Mussolini y Castro. Los tres comenzaron abrazados a la izquierda. Hitler se definía  a sí  mismo como socialista, la bandera de su partido era roja y decretó el 1 de Mayo como día feriado. Odiaba a la burguesía y consideraba que el fascismo y el comunismo eran la misma cosa. El partido nazi fue fundado (1919) con el nombre de Partido de los Trabajadores Alemanes (DAP). La palabra nazi significaba socialismo, pues era la abreviatura de “Nationalsozialismus”.

Mussolini, llamado Benito por su padre socialista en honor a Benito Juárez, se inició como líder marxista y movilizaba a los trabajadores  en contra del orden “burgués”.  Dirigió el semanario “La Lotta di Classe” y en 1913 fundó la revista “Utopía”.

Excepcionales oradores, los tres tenían el don de la palabra electrizante, convencían a las “masas” de  que  lo blanco era negro,  y padecían de un desmedido narcisismo. Hitler era  ovacionado por multitudes que lloraban; algunas mujeres se desmayaban de emoción. Por eso obtuvo 13 millones de votos en las elecciones de 1932.

En cortometrajes realizados por Leni Riefenstahl, documentalista de Hitler, resulta asombroso ver el parecido de Castro con el líder nazi, al hablar con el mismo tono grandilocuente y agresivo,  y también con las poses histriónicas de Mussolini, como se aprecia en el documental “El fascismo corriente” (1964), que el soviético Mijail Romm realizó a partir de materiales de archivo.

Fidel Castro en julio de 1953 dirigió el asalto a una fortaleza militar, para capturar armas y derrocar al  dictador Fulgencio Batista. El  pésimamente organizado ataque fracasó y a su jefe lo arrestaron. En el juicio a que fue sometido Castro terminó con una bella frase: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá”. Y ese fue el título que le puso al programa político y social que escribió en la cómoda y breve prisión que le tocó.

Hitler, en tanto,  asaltó el Ministerio de Guerra en Munich (noviembre de 1923). El ataque igualmente fracasó y en el juicio que le siguieron dijo: Aún cuando los jueces de este Estado puedan condenar nuestra acción, la historia, diosa de la verdad y de la ley, habrá de sonreír cuando anule el veredicto de este juicio y me declare libre de culpas". Luego, en su prisión de nueve meses en la fortaleza de Landsberg,  Hitler escribió su programa político e  ideológico, Mein Kampf  (Mi Lucha).

¿Pura casualidad?. Quizás no tanto. El sacerdote jesuita Armando Llorente, profesor, mentor y amigo de Fidel en el Colegio de Belén, quien con 94 años fue entrevistado en Miami en 2007 –entrevista que reproduce el semanario Elveraz.com--, cuenta que Fidel pidió Mi Lucha en la bibloteca el colegio.

''Estudiaba y leía mucho, con especial predilección libros sobre los conquistadores españoles y escritos de los líderes del nazismo y del fascismo, como Hitler, Mussolini y José Antonio Primo de Rivera”, explicó el prelado español, que agregó: ''(Fidel) cantó conmigo el "Cara al sol'' veinte mil veces y con el brazo en alto”.  “Cara al sol” era el himno de la Falange Española, el partido fascista.

Los ‘gusanos’ de Hitler y Fidel

El Fuhrer llamó gusanos a los judíos,  a los que consideraba que se podía borrar de la faz de la Tierra, o  avasallar. Fidel bautizó como gusanos a quienes no estaban de acuerdo con él, que igualmente se podían  expulsar del trabajo, despojar de sus propiedades, encarcelar, y hasta fusilar.

El Duce creó las camisas negras, cientos de miles de fanáticos con los que entró en Roma y tomó el poder el 30 de octubre de 1922. Hitler  organizó las camisas pardas, convertidas luego en horrendas  tropas de asalto, y Castro organizó las camisas azules de las milicias armadas en 1960, luego las desarmó y  las llamó Milicias de Tropas Territoriales (MTT), y por último creó las Brigadas de Respuesta Rápida,  sin uniforme para que parezcan civiles, y que el gobierno envía a reprimir a golpes cualquier amago de protesta pacífica.
Pero Castro fue más lejos con los Comité de Defensa de la Revolución, organización represiva  a nivel de cuadra para que una mitad de la población vigile a la otra mitad  y las dos juntas informen a la policía sobre lo que hace cada ciudadano.

Otro  enlace entre ellos es el de inventarse un mundo fantástico y  aferrarse a  ideas fijas desconectadas de la realidad. Con Berlín ya ardiendo, y el Ejército Soviético casi a las puertas de su bunker, Hitler continuaba contemplando los planos del futuro Berlín del Tercer Reich que los arquitectos Hermann Geisler y Albert Speer habían realizado.
Hoy, con el país soltando los pedazos debido a un sistema social inviable que sólo genera pobreza y esclavitud, Castro insiste en sus reflexiones  que “el futuro pertenece por entero al socialismo”.

 

 
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