De la Casa de tabletas a la Biblioteca independiente 

Ana Aguililla                              

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Las primeras anotaciones de que se tiene conocimiento hasta la actualidad se realizaron en tabletas de arcilla que, utilizadas inicialmente por los sumerios, y después por otros pueblos como los acadios, babilonios y hurritas.

Al principio las tabletas se usaban para llevar lo que actualmente se conoce como libros de contabilidad, que en aquellos tiempos consistía en registrar lo que se debía pagar y lo que se había pagado a las autoridades. Luego se escribían mensajes, contratos, testamentos, sentencias judiciales y otros documentos que representaban la constancia sobre un hecho, orden o ley. Más adelante se comenzaron a grabar leyendas en monumentos y esculturas.   

La historia de las bibliotecas es ancha y profunda. Cada civilización adoptó sus propias formas de guardas sus pensamientos, documentos y hechos históricos. En 1975, una expedición italiana de arqueólogos de la Universidad de Roma, La Sapienza, dirigida por Paolo Matthiae, al realizar excavaciones, descubrió dos habitaciones en un palacio que resultaron ser la biblioteca más antigua de que se tenga conocimiento, con 17 mil 000 fragmentos de tabletas que equivalen a unos 4 mil documentos.

Se trataba de la biblioteca de Ebla, ciudad situada al sur de Alepo, en el camino de la costa mediterránea a Mesopotamia, pero que fue definitivamente destruida hacia el año 1600 a. de C.  En las paredes, de acuerdo a los restos encontrados, parece que existieron estanterías de madera.

Las funciones bibliotecarias estaban definidas hace más de 4 mil años, incluyendo la transmisión de conocimientos que caracterizó después, por ejemplo a la biblioteca de Alejandría.  

En el mundo contemporáneo, el uso de la computación representa una alternativa incomparable en todos los sentidos. Internet es la vía más expedita para obtener información de primera mano. Sin embargo, el avance de la tecnología no ha desplazado aun la necesidad de la lectura de libros. Y más para los cubanos, a quienes se nos hace casi imposible acceder a Internet, por lo que no es posible que en Cuba, por el momento, se lleguen a relegar los libros.

Las bibliotecas independientes son ahora nuestras casas de tabletas, donde podemos leer los libros prohibidos por el régimen. En ellas encontramos información de actualidad, incluyendo copias de publicaciones editadas por agencias de prensa que nos han informado durante años, como es el caso de CubaNet.