Feliz Cumpleaños para una foto de Fidel 

Miguel Saludes 

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Los objetivos de las cámaras quedaron fijos en un mismo punto. Un nutrido grupo de foto reporteros esperaba el momento para hacer una toma singular. En un acto organizado para homenajear a Fidel Castro, por su cumpleaños, habían sido convocados para un acto tradicional del que no pueden prescindir este tipo de ocasiones. Llegado el momento, el salón se iluminó con el resplandor de los flashes. El rostro del homenajeado, desde otra foto, posaba para los fotógrafos reunidos en el Hotel Nacional el pasado 13 de agosto.  

Fidel Castro recién acaba de cumplir 83 años de vida. Bastantes si se considera que la edad promedio en los países desarrollados apenas rebasa los setenta. Puede que este aniversario haya sido un poco más feliz para el dictador, desde aquel agosto del 2006, en que la salud le impuso al Comandante la salida definitiva de un poder que él había hecho absoluto y eterno.  

Parecía que Castro se iba definitivamente de nuestras vidas. Una existencia que pesaba sobre tres generaciones, estaba prácticamente a merced de la muerte. No ocurrió ese desenlace, pero la enfermedad puso fin a las apariciones del gobernante cubano, algo que al menos sirvió de alivio a los que recibían el vapuleo de sus constantes e interminables intervenciones.    

La muerte, celebrada por unos y llorada por otros de manera prematura, abría las interrogantes hasta ese momento en reserva. ¿Cómo sería el mundo con su ausencia? Los que se habían adaptado a vivir bajo el patrocinio de una figura paterna que todo lo asume y resuelve no sabían como responder al cuestionamiento. El desconsuelo parecía ser la primera manifestación de los que miraban con desconfianza un futuro hacia el que debían adentrarse sin la guía del paladín. La expectativa de la desaparición física de Castro se revelaba por primera vez en todas sus dimensiones. Algunos calculaban las afectaciones que esto podría significar en detrimento de sus historias personales, conectadas a la del dictador. Otros, más realistas, estaban dispuestos a caminar sin la supervisión protectora del Padre, y se apresuraban a emprender vuelo por cuenta propia.  

Para respiro de los que medran gracias al castrismo ocurrió el milagro. El ex gobernante cubano consiguió una prórroga mediante la cual ha conseguido rebasar en tres la cifra de los ochenta. No obstante estas celebraciones se producen bajo una circunstancia difícil de dilucidar. Que la enfermedad de Castro y su posterior estado clínico alcancen la categoría de secreto estatal puede justificarse en los momentos en que se produce el hecho. Pero una vez que el paciente consiguió mejorar, al punto de poder escribir extensos artículos de opinión, casi diarios, mostrando destellos de lucidez; y que además reciba visitas importantes con las que mantiene conversaciones aparentemente sustanciosas, por más de tres horas, no explican el mutis del Comandante ante las cámaras.  

¿Por qué el líder no asoma su rostro por unas pocos minutos y saluda con sus propias palabras al pueblo que le resulta tan entrañable? Para la presentación pública de este nuevo onomástico, no encontró mejor manera de hacerlo que dejándose retratar por Alex, uno de sus hijos. Con gorra de pelotero, el rostro de un recuperado Fidel quedó plasmado en la cartulina mostrada en la fecha de su natalicio. La imagen fue incluida en una muestra fotográfica que recogía diferentes momentos de la vida activa del jefe de la Revolución Cubana. Se trata de la foto colocada en el convite organizado en el hotel habanero, y que a su vez resultó fotografiada por la prensa.