: Cuba: Desde el balcón de la intransigencia
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Desde el balcón de la intransigencia

Adrián Leiva 

MIAMI, Florida, agosto, www.cubanet.org -El anunciado concierto de Juanes en la Habana ha generado controversia en la comunidad cubana de Miami, donde se polarizan las opiniones sobre si debe o no tener lugar el evento. 

El pueblo cubano ha sufrido durante los últimos cincuenta años la mayor división de la familia de toda su historia.  

El gobierno cubano guarda silencio y desde el balcón observa astutamente como un sector del exilio ataca al cantante colombiano, dando muestras de una intransigencia que lo aísla cada vez más de la aceptación política del resto del continente. Las opiniones escritas por los lectores en la versión digital de los principales diarios del continente así lo demuestran. 

Las generaciones jóvenes de cubanos en ambas orillas, principalmente los que viven en Cuba, están saturadas del discurso y la confrontación política. La búsqueda de una nueva vida y la mirada puesta en otro horizonte es la realidad por la que transitan las mentes de la mayoría de los cubanos en la actualidad. 

La opinión publica dentro de Cuba desea el concierto, pero está opinión es casi ignorada en Miami, de la misma manera que el fidelismo ignora la necesidad de cambios en la Isla. Sordera del extremismo entre cubanos. 

Cuba es mucho más que una dictadura totalitaria y un sector radical del exilio. Cuba somos doce millones de personas que ríen y lloran su dramática realidad, su familia dividida, su exilio y sus presos. Los presos en las cárceles y los presos en ellos mismos, victimas de una miopía que los hace menos libres. Todos necesitamos un concierto por la paz, la paz interna que merece el alma de todo ser humano. 

¿Por qué recriminar a un músico que de buena fe desea llevarle un concierto por la paz y la concordia nacional al pueblo cubano, lo que no le corresponde por su condición de extranjero? 

Es una responsabilidad exclusiva del pueblo cubano reclamar los espacios de libertad y el respeto a nuestros derechos humanos. Transferir esa tarea a una país extranjero o a un músico es una conducta errónea e indigna. 

Al margen del derecho de opinión sobre el concierto, sería bueno que algunos de estos cubanos críticos de Juanes, estén dispuesto a renunciar al aire acondicionado, la comodidad y la buena mesa para realizar un viaje a Cuba y reclamar su derecho inalienable a ingresar al país por la vía que encuentren. Así predicarían con su ejemplo, reclamando la libertad de Cuba que, según ellos, los demás deben pedir.  

No son la confrontación y el odio entre los cubanos lo que fomentará el amor y la cultura de respeto de las libertades civiles que debemos entre todos lograr. 

El concierto de Juanes puede ser una buena ocasión para cantar a la paz, la libertad y la unidad de la dividida familia cubana. La Plaza Cívica  José Marti de la Habana, la misma donde su Santidad Juan Pablo II le habló al pueblo cubano, puede ser un buen lugar para el comienzo de una nueva etapa para todos los cubanos. 

El pueblo cubano tiene hambre de justicia y pan, pero para que podamos saciarla, debemos sacudirnos el polvo de la intransigencia.  

Juanés y sus invitados, a cantar; los cubanos, a reclamar. 

 

 

 
 
 
 
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