Secuestros en el arroyo
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Los marabuzales patrios están en máxima alerta. Dormir con una chiva que nos eche dos patas por encima, y sentir debajo de la cama una ternera que se come la hierba de la colchoneta, es poco recomendable para la salud, descansar o hacer el amor.
Si a esto le sumamos el relincho de un caballo en la cocina, el rebuzno de un burro amarrado al portal, y el cacareo de gallinas en la sala, no hay dudas de que llegó la hora de tomar las armas.
Y eso es lo que harán los 66 campesinos de Arroyo del Medio, en Báguanos, Holguín, obligados a dormir así ante la ola de secuestros de vacas que recorre el territorio sin que las autoridades intervengan en el conflicto.
Según denunciaron las víctimas, además de apedrearlos si salen en defensa de una res secuestrada, los maleantes que integran el cártel del tarrú les exigen rescate de miles de pesos por dejarlas en libertad. Nada los detiene. Si se atreven a realizar la acusación, precisan los campesinos, el bandido sale multado, y de sus constantes secuestros paga la multa que les imponen los tribunales.
Pero hagamos un poco de historia sobre el mítico animal para los cubanos nacidos de 1959 hasta la fecha. La vaca, de acuerdo con la Real Academia Española, es un mamífero herbívoro domesticado, de la familia de los bóvidos, que tiene gran importancia para el hombre. Aunque las vacas cubanas en vez de carne, dan lástima y constituyen, junto a los pandas chinos, las únicas especies comunistas en peligro de extinción, tuvieron un franco período de popularidad
Convertidas por el pirata francés Gilberto Girón y los contrabandistas bayameses en culto del buen asado y el trueque desde los inicios del siglo XVII, la vaca ocupó un lugar de privilegio en la mesa de cualquier cubano que decidiera comerse un bistec.
Sin embargo, con la llegada de la revolución al poder la vaca pasó a ser un objeto de museo, o cuando más, un animal fabuloso como el unicornio, aunque, en vez de conocerse a través de ilustraciones en tapices medievales, lo hizo en monumentos al estilo Ubre Blanca, o como Matilda, por la televisión.
También hubo un período en que se habló mucho de una tal vaquita Pijirigua, pero en la concreta, conocer en carne y hueso a este espectro vacuno, no se ha logrado en los últimos cincuenta años. Si pensamos que existe es por la cantidad de noticias sobre hurto y sacrificio de ganado mayor que recorre la Isla, aunque nunca antes por el delito de secuestro.
Que usted vea por la televisión un grupo de somalíes secuestrando un barco en el golfo de Adén en pleno siglo XXI, pasa. Pero que observe a un grupo de guajiros saltar machete y soga en mano hasta una vaca que pasta en el marabuzal y darle tres planazos, amordazarla, y llevarla en andas hasta un bohío para exigir rescate, ni en la más "envaquecida" imaginación.
Esto nos deja demostrado el sacrificio que hacen las nuevas generaciones de cubanos por aprender. Y más cuando se trata de un animal desconocido que habita en los arroyos, tiene dos tarros, cuatro patas, cola, se llama vaca, y dicen que hace muuu…
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