Problema generacional

Martha Beatriz Roque Cabello

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Para que se produzcan cambios en nuestra sociedad se requiere de una nueva generación, que pueda ser educada en los principios y conceptos en que los padres educaban a sus hijos, antes de sufrir las privaciones, materiales y espirituales a las que ha sido sometido el pueblo de Cuba.

Aunque las deformaciones se deben al propio sistema, el gobierno les teme. Está consciente de que el daño ocasionado puede convertirse en un bumerán. En la televisión se exhiben cortos relativos a los malos hábitos de las personas, que incluye a los niños, en un intento por cambiar lo que constituye una suerte de salvajismo que se observa en la forma de actuar del ciudadano común.

Incluso, en las escuelas, en particular las de enseñanza secundaria y tecnológica, se han establecido reglas para restablecer la disciplina. Se les exige a las muchachas bajar el dobladillo a las sayas, no llevar adornos en el  pelo usar medias largas, y una lista de cosas a veces imposibles de cumplir. Conversaciones sobre sexo, drogas, y cualquier otro tema no apropiado para la edad, es lo que se escucha a la entrada y salida de una escuela.

También el modo de hablar ha cambiado, tornandose vulgar y chabacano. A nadie se le dice señor, señora; mucho menos el extravagante “compañero” de los primeros años. Los apelativos de ahora son: tío, mi tía, abuelo, mamacita.

La palabra “disculpe”, que hace años seguía al error cometido, o a un tropezón involuntario, fue borrada del diccionario, y el que todavía la utiliza es mirado como un extraterrestre. 

En los sitios donde el servicio al público constituye la esencia del trabajo, los dependientes conversan sin percatarse de la presencia de un cliente, y si éste  reclama la atención del empleado, generalmente resulta insultado. 

También la violencia forma parte de lo cotidiano, debido al estado de crispación en que se vive. Los hechos de sangre se suceden uno tras otro, pero sólo algunos son reflejados en la prensa, como el asesinato de los dos sacerdotes católicos.