Interioridades de Valle Grande (Final)

Darsi Ferrer, prisionero de conciencia

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Algunas de las trampas que realiza el Sr. Carbonell en su labor diaria son:

 -Planificar las raciones de alimentos, incluyendo el pan, superiores a la cantidad de personas.

-Permitir que se dañen productos como el yogurt y la mermelada para alimentar con ellos a sus puercos.

-Planificar en los papeles alimentos que los presos nunca ven. 

Se calcula que este señor se roba 2 o 3 sacos de arroz cada día; 1 de frijoles; 30 libras de aceite, 500 libras de pollo quincenalmente y, en ocasiones, coordina con el jefe de abastecimiento de la cárcel, y muchos productos ni siquiera entran en la prisión y van directamente a su casa. 

La inmoralidad alcanza a los miembros del consejo de dirección de la cárcel, pues también se benefician del negocio, entre ellos el mayor Nicolás Fernández,  jefe de logística, el mayor Estrada, jefe Contrainteligencia Militar, y otros oficiales, que tienen asegurada su cuota de alimentos robados. Por ese motivo, en las inspecciones nunca se detectan irregularidades, y no se da curso a las denuncias de los presos.

Los guardias que trabajan directamente con los reclusos son, en su mayoría, personas de bajo nivel cultural, residentes en provincias lejanas. El salario que reciben es de 25 cuc al mes; viven hacinados en albergues dentro de la prisión, en condiciones similares a la de los presos, comen lo mismo, con la diferencia de que se les sirve más, y sólo viajan a sus casas cada seis meses. 

Estas realidades propician que muchos guardias se corrompan, y cometan delitos, como permitir la entrada de ron al penal, además de pastillas psicotrópicas y otras drogas que se utilizan para el contrabando.

También venden a  los reclusos visitas familiares y conyugales, pases para salir y traslados de compañías; venden las llamadas por teléfono y extorsionan a los presos que necesitan atención médica.