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Música, libros y danza. Ventanas para ventilar la casa


Miguel Saludes 

MIAMI, Florida, septiembre, www.cubanet.org -En estos días cargados de sucesos culturales, hacia y desde Cuba, se han producido acontecimientos inéditos. Uno de ellos fue reflejado en su momento por la prensa especializada. La visita del Royal Ballet de Londres a La Habana fue un hecho digno de ser destacado. Por primera vez la prestigiosa compañía, fundada en 1931, actuaba para el público de la Isla.  

Se comenta entre los balletómanos habaneros que cierta personalidad de la danza nacional puso objeciones a dicha presentación. Al parecer la conocida figura trató de justificar su postura argumentando los costos que acarrearía la puesta en escena y la situación económica por la que atraviesa el país. Según los comentarios la presión se hizo sentir en las más altas esferas de Cultura. Cierto amigo, muy al tanto con el mundo de la danza en la Isla, supo de estas glosas de lunetario. Explica la actitud de la reticente por una razón puramente personal. A pesar de su estatura artística, nunca fue invitada a formar parte del Royal.  

Por suerte los argumentos disuasorios no encontraron oídos receptivos. Los gastos fueron asumidos por los visitantes, mientras los encargados de la cultura cubana solo tendrían que poner algunas cosas elementales de logísticas. Finalmente el éxito coronó el esfuerzo. Ni siquiera la falta de aire acondicionado en las primeras actuaciones, ni las afecciones gripales, consiguieron perturbar el buen desarrollo de la puesta.  

La noticia de aquel evento incluía un detalle con igual merecimiento de realce. Se trataba de la presentación del bailarín cubano Carlos Acosta, que venía como primera figura de la agrupación y a cuyo empeño personal se debió en parte este encuentro en su ciudad natal. El mulatico de los Pinos, como le llama el escritor Miguel Barnet, llegaba ocupando un puesto que pocos latinoamericanos han conseguido en esa compañía.  En la lista encabezada por la ballerina Dame Margot Fonteyn, hija de costarricense nacida en Inglaterra, ahora el cubano aparece junto a dos brasileños en la nómina del estrellato en la famosa agrupación.  

Carlos Acosta, quien se enroló en el ballet de Houston a principio de los noventa, ha frecuentado el suelo patrio en varias ocasiones, invitado a los festivales de ballet organizados allí. Mantiene además el contacto con sus familiares, a los que envía una ayuda importante obtenida gracias a su exitosa carrera. Su estatus migratorio, categorizado por algunos como “quedado”, no está reñido con los cánones establecidos por el régimen. Acosta paga, según expresó a un periodista, una cuota monetaria que le permite conservar la condición de ciudadano en el extranjero, con posibilidades de entrar y salir más o menos con libertad de su país. Eso no significa que su ejemplo resulte grato a ciertos compañeros del Partido único.  

¿Fue positiva esta actuación del Royal Ballet en La Habana? ¿Quiénes ganaron con ella? Ciertamente hubo un público restringido que se benefició directamente pagando las entradas a veinte pesos moneda nacional, según declaró la prensa. Otros pudieron acceder gracias a los revendedores, que cotizaron los boletos a 40 en la versión convertible del CUC. Para los que no pudieron ver en directo la actuación, hubo la feliz idea de colocar pantallas en áreas aledañas al teatro, específicamente frente al Capitolio. De esa manera fueron más los espectadores que pudieron ser testigos de la actuación de un compatriota que triunfa en otras latitudes.  

Quedó  la promesa de la autobiografía del bailarín, anunciada por el oficialista Granma en los días previos a la presentación del Royal Ballet. Sin mirar atrás, sugerente título de este volumen, sería publicado por la Editorial de la UNEAC a finales del pasado mes de agosto. Al menos el libro no estuvo listo para la actividad Lecturas frentes al mar, que se realiza cada año al finalizar el verano. El litoral bordeado por el Malecón y la ciudad como trasfondo, hubieran sido un marco ideal para leer la historia de un habanero que trascendió a la fama mundial en otras tierras.  

La celebración de un juego de tenis de mesa fue la señal positiva que penetró las Murallas maoístas. Por qué no creer que otros muros puedan perder solidez si se produce la ósmosis entre las partes separadas por el hermetismo ideológico. Cualquier esfuerzo que contribuya a la comunicación, sea mediante la música, el baile o un libro, no debe ser desdeñado.

Mucho a dado que hablar el concierto organizado por Juanes y otros artistas en la capital cubana. La estancia de Carlos Acosta, apenas reflejada, quedó como preludio de nuevas ventanas que necesitan ser abiertas, para que los cubanos se asomen a ellas, vivan donde quieran o puedan, con éxito o sin él, quedados y exiliados, para emitir sus voces diferentes y ricas.  

 

 
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