: Cuba: Se requiere una solución
  I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I ¿QUIÉNES SOMOS? I NOTICIAS POR E-MAIL
 

Lo que ven es una sombra; pero ese soy yo 

Dr. Martín Díaz Martínez 

GEORGE TOWN, Grand Cayman, septiembre, www.cubanet.org -El señor de las tinieblas, devenido el hospedero de Voldemort (la oscuridad) –y por supuesto que no me refiero a la ficción de Harry Potter- a las claras hablo de Raúl Castro (hospedero) y Fidel Castro (parásito) ha dicho al mundo lo que su amo quería: - a mi no me eligieron para construir el capitalismo en Cuba… con la salvedad de que el General no fue electo, sino impuesto; el resto era de suponer y dejó sin lugar a dudas el color de ropaje de la mal llamada “revolución”. El mismo color, Alfonso, no nos engañemos.

Al partido comunista (léase Castro) convertido de un botazo, perdón quise decir un plumazo, en la “fuerza rectora de la sociedad”, no le queda otra alternativa que aferrarse a la silla del poder. Esa, como ellos lo ven, es la única garantía de morir con las botas puestas y el látigo en la mano, de lo contario –bien lo saben los Castro- a la mas mínima apertura democrática corren el riesgo de no salir ni en la etiqueta de el salfuman, y te juro que estoy siendo conservador. A los dueños de la finca, los piqueteros de Biran, ya no les interesa el monólogo llamado Congreso del Partido Comunista y mucho menos un dialogo con Obama. Ellos están en la cuarta edad y saben que el almanaque no se detiene y la biología no perdona.

En Cuba el apellido Castro tiene muchos significados: Revolución, Partido Comunista, Patria, Socialismo, Eterno Baraguá, En mi casa mando yo, etc. No podemos pasar por alto que en uno de sus largos discursos, el 13 de marzo de 1989, en el que fuera antaño el Palacio Presidencial, el ahora enfermo anciano gritó: -Yo soy la revolución, Yo soy el honor de la Patria, Yo soy el socialismo… poco le falto para decir que era alfa y omega, el principio y el fin, la verdad, el camino y la vida.

Cierto que los comunistas son una minoría ínfima dentro de la nación, incluso hoy día. En el año 1993 ellos mismos hablaban de alrededor de ochocientos mil miembros en toda Cuba, pero el “comunismo” fue y es la herramienta perfecta para que Castro se mantuviera en el poder de por vida, e incluso designara herederos, de otra forma el papalote se le hubiera ido a bolina.

Debiera ser el Partido la vanguardia del pueblo, pero nunca lo fue; los comunistas no son políticos de pueblo ni la cabeza de un guanajo. Ellos, y así lo demostraron desde la época del Partido Socialista Popular, son una pandilla de oportunistas, agitadores, intrigantes, traidores y, políticamente le podemos llamar, “comisarios veleta”. Ahí esta la historia de Blas, García Buchaca, Rafael Rodríguez y tantos otros que apoyaron una usurpación vergonzosa de la nación, sin vacilar en delaciones y crímenes. Humboldt 7 nunca se olvidará.

Los editoriales de Bohemia en “la edición de la libertad” fueron sólo eso: editoriales, letra muerta. Como decimos los cubanos, el papel aguanta todo lo que le pongan, y quiéranlo o no los politólogos y analistas, en aquel entonces ya el joven Castro tenía bajo la manga las cartas que jugaría –bien prontito- para convertirse en el dueño eterno del bosque y someter a todo y a todos a su voluntad en el nombre de una ideología y un partido en el que ni el mismo cree. El llamado carácter socialista de la “revolución” no fue coyuntural ni ocho cuartos, que lo compre el que no lo conozca.

Recordemos un detalle, en su alegato La historia me absolverá, Castro declaró a nuestro Apóstol  José Martí autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, lo que hace suponer que Castro era martiano y conocía la obra de Martí. Entonces, cómo nos obligó a tragar la píldora del socialismo, cuando el propio Martí había escrito a su entrañable amigo Don Fermín Valdés Domínguez en 1894 -y cito textualmente-: …dos peligros tiene, Fermín, la idea socialista, como tantas otras, el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas y el de la rabia y soberbia disimulada de los que van por el mundo fingiéndose frenéticos defensores de los desposeídos… para tener luego hombros sobre los cuales alzarse…

Martí, casi un siglo antes retrato a Castro, convirtiéndose así en su peor enemigo. Don Castro, el sastre de la traición, se cortó su propio traje a la medida y ese traje es el poder absoluto.

Bravo por tu artículo, hermano Odelín Alfonso.

Enlace al artículo de Odelin: http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/31_C_3.html

 

 

 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.