Amanecer en La Piñera      

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – A las seis de la mañana dieciocho familias de La Piñera, localidad próxima a la ciudad de Ciego de Ávila, fueron desalojadas de sus viviendas, que en un abrir y cerrar de ojos quedaron reducidas a cenizas.

El hecho ocurrió unos días antes del paso de los huracanes Gustav y Ike por el territorio nacional. Funcionarios del Instituto de la Vivienda, agentes de la policía y otros organismos del estado participaron del operativo, amparados en la sorpresa y la nocturnidad, cuyo objetivo era arrasar con La Piñera. El golpe fue demoledor. El buldócer destrozó las casas, y de nada valió la acción de una mujer que se lanzó al suelo delante de la máquina, tratando de detener su avance.

Nadie escuchó los gritos de los niños, ancianos, hombres que pedían que no destruyeran sus casas. No quedó nada, ni tablas, ni los techos de zinc. Las paredes ardieron en una hoguera que elevaba sus llamas al cielo del amanecer.

El terreno donde se levantaban las pequeñas casas fue arado de inmediato, no para sembrar, sino para que no se pudiera armar otra vez el barrio de invasión. Aunque precarias, las viviendas eran el hogar de las dieciocho familias.

“Se nos obligó a retornar a nuestros lugares de origen, como los llaman. Es un regreso a la estrechez habitacional, a la incomodidad, a la promiscuidad familiar. Es como arrojarnos de cabeza en la desesperanza, porque ya teníamos un hogar, muy pobre, pero era el nuestro, y aunque el terreno pertenecía al estado, no había derecho a destruir lo que construimos. Fue el más triste amanecer de nuestras vidas” –dijo uno de los desalojados.