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16 de septiembre de 2008
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Después de la tempestad

Aimée Cabrera

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - A pocos días del paso del huracán Ike los residentes de la capital se ven preocupados y ansiosos dado el desabastecimiento en el que se hunde la ciudad. De nuevo se observan las largas colas en las tiendas, y los clientes tienen que esperar una o dos horas para comprar un poco de detergente o un paquete de salchichas, con la incertidumbre de si podrán o no  adquirirlos.

Desde hacía meses era ya visible la reducida oferta de artículos de primera necesidad, por lo que muchas personas ni se aventuraban a ir a las tiendas, que en ocasiones están muy alejadas unas de otras, para conseguir una determinada mercancía.

La situación ha empeorado, aunque no ha sido la capital la región más golpeada por el huracán. En los agro mercados se venden viandas, frutas y vegetales raquíticos, y las pesas nunca se inclinar a favor de los clientes, que dan por sentado que los están estafando. Los platanales fueron arrasados por los vientos, y los plátanos están a punto de desaparecer del mercado.

“Dentro  de nueve meses, con una  buena atención  a los cultivos, volveremos a tener las plantaciones“  -dijo a un periodista  un funcionario del Ministerio de la  Agricultura.  “Lo mismo sucederá –agregó- con la guayaba, la naranja, el aguacate y otros cultivos”.

Artículos como el cemento, las pinturas impermeabilizantes, el papel de techo, muy caros si se compran en moneda convertible, pero de gran demanda para quienes tienen que reconstruir sus viviendas, han desaparecido de los almacenes y solamente pueden ser comprados en el mercado negro cuyos precios son superiores a los de hace unos meses .

El desastre habanero es el desplome de los inmuebles. Se cae uno y los circundantes están en igual peligro. Otros  lucen más fuertes pero muestran áreas muy deterioradas. Poco ha dicho la prensa oficial o las autoridades sobre este azote, pero los comentarios acerca de lo que puede suceder abundan en la calle.   

Los municipios más afectados  han sido Centro Habana y Habana Vieja. Las pocas ocasiones en que las autoridades han asignado recursos para reparaciones  de viviendas en esos municipios, el trabajo no ha pasado de un remiendo cosmético, porque  parte de los materiales son revendidos por los mismos trabajadores, y un poco de pintura en las fachadas no puede contra la inclemencia del tiempo.

Las frases optimistas están de moda, y  muchos las repiten por miedo o para quedar bien. El aparente entusiasmo del pueblo que muestran los medios oficiales es una máscara usada por miedo a posibles represalias. La realidad es bien diferente.
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