Después de la tempestad

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, 12 de septiembre (www.cubanet.org) - El huracán Ike afectó la Isla a todo lo largo y ancho. Tocó tierra por Holguín con vientos categoría 3 en la escala Saffir Simpson. Ocasionó grandes destrozos en esa provincia oriental, donde reportan más mil de viviendas dañadas, total o parcialmente, inundaciones, postes del tendido eléctrico derribados, afectaciones serias a la economía agropecuaria y la industria minera, la principal del territorio, que produce y procesa níquel y cobalto. Tomará mucho tiempo y recursos restaurar las fábricas y las minas a cielo abierto.

Las demás provincias, menos Ciudad de La Habana, no escaparon al impacto, apenas a pocos días del paso de Gustav. Según se reporta, el patrimonio forestal de Camagüey quedó muy dañado. Los característicos árboles de la carretera Florida-Camagüey fueron derribados. Los vientos alcanzaron 209 kilómetros por hora, con ráfagas superiores en Guáimaro, y desmantelaron vaquerías que quedaron sin techos. El ganado fue trasladado a las zonas altas.

La playa Santa Lucia, paradójicamente, se benefició con el paso de Ike. Sus 21 kilómetros viven el hermoso espectáculo de toneladas de arena devueltas por el mar, las cuales han formado caprichosas dunas a lo largo de la playa.

Las provincias Ciego de Ávila, Sancti Spiritus y Cienfuegos presentan el mismo panorama de destrucción. En Villa Clara la antigua presa Hanabanilla se desbordó, inundó los campos y todavía hay poblados incomunicados. El ministro de Comercio Interior declaró que veinticuatro mil toneladas de alimentos, que fueron resguardados del huracán, se han perdido a causa de la voladura de los techos de cinc de los almacenes. Se realizan esfuerzos para rescatarlos. De 64 mil almacenes de alimentos existentes en el país sólo quedan 26 mil, ya que el resto perdió sus techos. En Artemisa, Pinar del Río, se reportó la pérdida de 70 caballerías de plátanos. La provincia tabacalera por excelencia ha perdido la mayor parte de los cultivos de la hoja. 

Isla de la Juventud sufre el doble trago amargo del paso de dos huracanes, Gustav y Ike, con apenas diez días de diferencia. A la isla se le llama desde ahora “corredor de los huracanes”.

La Habana corrió mejor suerte. Hubo cuatro derrumbes totales y varios parciales. El fluido eléctrico se ha restablecido poco a poco. Panaderías, hospitales y policlínicas no han dejado de prestar sus servicios a la población pues tienen plantas propias. El transporte funciona normalmente.

En Guanabo, la población se queja de los abusivos precios de los alimentos. El precio de la gaceñiga, especie de pan dulce, fue elevado de 1 a 1.30 cuc (alrededor de 32 pesos cubanos). Comercio Interior autorizó la venta de ciertas cantidades de pollo congelado a veinte pesos  la ración de 380 gramos.  Los productos enlatados se venden en divisa, excesivamente caros. La leche en polvo para niños y ancianos brilla por su ausencia.