Cubanos fuera de lo común

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Como cualquier país del mundo, Cuba es un mosaico de raras personalidades en desamparo casi total, que se destacan en el barrio por sus características y que sufren de complejos e incomprensión. 

En el municipio habanero Playa vive Caridad Gueda Martín, de 56 años y 227.2 kilogramos de peso. Según se publicó en la prensa en abril de este año, un erróneo dictamen y un peor tratamiento afectaron el funcionamiento de sus hormonas. Desde ese momento comenzó a engordar y vive presa en un sillón, donde come, duerme, piensa y no recuerda cuántos años hace que ha solicitado al gobierno cambiar su apartamento por uno en planta baja.  

Caridad es hipertensa. Para colmo de males, la policlínica a que pertenece carece de un tensiómetro especial que abarque el grueso de su brazo, lo que impide que los médicos le tomen la presión.

Pero Caridad no es la única persona que sufre de obesidad. También Arlet, el gordo más gordo de Cuba. Pesa 605 libras. Vive en Regla, al otro lado de la bahía de La Habana y tiene 40 años. Aspira a cantarle a Fidel Castro con los Van-Van, a los venezolanos que viven en Cuba. Quiere que la gente no lo vea como un bicho raro. Hace cinco años, le ofrecieron ayuda, pero cuando tocó varias puertas ninguna se abrió. Arlet tiene dificultades hasta con los zapatos. No aparecen los que calza.  

Ortelio Santa María García es un hombre tan alto que es conocido por todos en la provincia Ciego de Ávila. Tiene 40 años y dos metros y 16 centímetros de estatura. No puede sentarse al aire libre sin atraer las miradas y los cuchicheos de los que pasan por su lado. También su gran problema son los zapatos. Es una lucha que ha tenido que librar a lo largo de su vida. Su sueño era jugar basquetbol, pero ni eso pude hacer. No había zapatos para él. Tiene los dedos de los pies engarrotados de tantos zapatos estrechos que ha usado. 

Según cifras conservadores en el país hay 140,489 personas con graves retrasos mentales. La familia de Los Panchos pertenece a ese grupo. Viven en Minas de Frío, en la Sierra Maestra, en una choza donde se asentaron en la década de los años ochenta del siglo pasado. El núcleo familiar se compone de cinco hermanos, todos decentes, bailadores, divertidos, pero con un padecimiento en su coeficiente intelectual por debajo de la media a causa de alteraciones genéticas.  

A dos de ellos, El Enano y Pasito, les gusta hacer mandados a los vecinos, y caminar. Cuando un periodista de Juventud Rebelde les preguntó si tenían novia, abrieron los ojos, asombrados, sin comprender la pregunta. Cuando les preguntaron si les gustaba la televisión, respondieron que los muñequitos. Seguramente también van a votar por el delegado de la zona.