4 de septiembre de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

El delito de Gorki

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – El roquero Gorki Águila, de 39 años, fue detenido en su vivienda hace unos días, cuando se disponía a grabar un nuevo disco. Lo acusaron de peligrosidad social pre-delictiva, rémora franquista adoptada en Cuba, por la que se puede condenar a un individuo a uno y hasta cuatro años de privación de libertad.

Gorki no es vago. Trabaja en una empresa de artes gráficas. No es adicto al alcohol ni a las drogas. No tiene antecedentes penales. Vive en armonía familiar y ciudadana. Legiones de jóvenes lo admiran por su arte y por lo que dicen los textos de sus piezas musicales. Entonces, ¿qué peligro representa Gorki Águila para las autoridades?


A diferencia de otros músicos que divulgan sus mensajes evitando chocar con el gobierno, Gorki pone en blanco y negro sus verdades sin refrenar su lengua. Dice lo que piensa descarnadamente, ejerciendo de ese modo su derecho a la libre expresión, sin hacer concesiones a la hipocresía, que como yerba mala crece por todo el país.

Preso en un calabozo, sin derecho a fianza, fue llevado a juicio al tercer día de su encierro, y puesto en libertad de inmediato, en gran medida por la solidaridad internacional y la llama de la protesta que se encendió en la Isla. La fiscalía, “benévola”, optó por sustituir el delito original del que se acusaba a Gorki, por el no menos ridículo de “desorden público”. ¿Cuál desorden? ¡Cantar con su grupo en lugares públicos!

El gobierno niega a Gorki los escenarios apropiados para desarrollar su arte. Ni teatros, ni plazas. Tampoco le permiten presentarse en televisión ni en la radio. Saben los que gobiernan que Gorki llenaría cualquier escenario donde le permitieran presentarse.

El tribunal impuso al artista una multa de 300 cuotas de a dos pesos cada una. Pero que no se haga ilusiones Gorki Águila. Ganó el juicio por apretado margen. Sabe que si no refrena su lenguaje, que al régimen le resulta insolente, deberá esperar otras dentelladas de los que mandan en Cuba.

 

 

 

 
 
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