Reality Show en la Esquina de Toyo (I)

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Los debates televisivos entre los aspirantes a la presidencia de los Estados Unidos, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, han incentivado la rivalidad entre las feministas y los machistas cubanos.

Las fintas verbales, los trapitos sucios, las acusaciones y las promesas de los candidatos, son imitados en Cuba por madame Calzón y Macho Pérez en la cola del pan que se comercia en Toyo.

Según el especialista en Machología Aplicada, Trucutú del Monte (moderador del Reality Show Machos sí-Hembras también), mientras el movimiento feminista cubano ha superado su normal nivel de idiotez al exigir que se diga “los niños y las niñas son la esperanza del mundo”, y “los pájaros y las pájaras tirándole a la escopeta”, los machistas piden desde sus cavernas que si dicen cucaracha tienen que decir cucaracho, y si rana, rano.

La cuestión es, añade Trucutú, que la comedera de catibía se ha generalizado en el país como otra opción alimentaria. Además, resaltó, tanto las feministas como los machistas constituyen en la actualidad especies en extinción ante la avalancha de mixtos y mixtas, confusos y confusas y destapaditos y destapaditas que salen desde cualquier esquina de la Isla.

Pero el debate Machos sí-Hembras también, surgió por el inicio del curso de formación para padres, que permite a los hombres desarrollar esa parte del cuerpo de la que ignoran su existencia, es decir, el cerebro, concebido por la decana en Teoría del Feminismo, Madame Calzón.

De acuerdo con lo expresado por el también catedrático de la Facultad Hombre a toa (primero muerto que despretigiao), la inauguración tuvo como sede el Instituto de Formación Humana en Defensa de la Buena Convivencia (ubicado en cada cola del país), y se deshonró además con la presencia de las profesoras Adolfa Pitón y Candela Fuerte, entre otras luminarias de la cátedra de Feminismo Bravo.

Esta modalidad del feminismo, que aboga por la esclavitud o papel pasivo del sexo masculino frente al femenino, plantea inquietantes asuntos en los diversos módulos que orientan al hombre sobre cuál debe ser su comportamiento en el hogar, con su pareja y ante la sociedad.

En el módulo 1 la Calzón enseña a los hombres cómo aprender a vivir sin su madre, como si ella hubiera nacido de una enredadera, o no estuviera días frente al espejo, de tienda en tienda, en casa de las amigas o hablando por teléfono, argumentó Macho Pérez echando espuma por la boca.

Además, mientras buscaba convulso una piedra por el suelo, arremetió contra el módulo 2 que propone cómo superar el síndrome de pertenencia sobre el control remoto, las técnicas para no orinar fuera del inodoro; y como si fuera poco, cómo llegar hasta el canasto de la ropa sucia sin perderse.