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29 de octubre de 2008

 

OPINIÓN
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Obama o Mc Cain: ¿Cual prefiere Pérez Roque?

Miguel Saludes

MIAMI, Florida, octubre, (www.cubanet.org) -El escritor peruano Jaime Bayly parece haber decidido si intención de voto en el actual proceso electoral norteamericano. Hasta hace pocas semanas había expresado a través de su programa televisivo en un canal de Miami cierta inclinación por Barack Obama. En una de sus últimas apariciones ante las cámaras, Bayly dijo haber cambiado de favoritismo hacia el republicano Jonh Mc Cain. 

La manera de votar en un proceso democrático es un derecho ciudadano. En este caso lo interesante del cambio no radica en la tendencia partidista del posible votante, sino en la razón  que lo hizo modificar su criterio. La respuesta del Canciller Felipe Pérez Roque a la pregunta de un periodista y un aire exageradamente festivo de Hugo Chávez, adelantando lo que parece ser el triunfo de Obama, pulsó la fibra que molestó a Bayly, una persona opuesta radicalmente a las formas totalitarias de gobernar. 

En una entrevista concedida a un medio de prensa internacional por Pérez Roque, una de las interrogantes incluía la preferencia del Ministro de Exteriores de Cuba en cuanto al futuro presidente de Estados Unidos. El Canciller respondió afirmativamente diciendo que tenía uno, pero “no lo podía decir” Con sonrisa malintencionada, dejó entrever para muchos la respuesta velada. La misma que dio en circunstancias parecidas el pasado mes de febrero en la ciudad de Nueva York.  La reacción expresada por el conocido novelista es un ejemplo de la habilidad que tienen las dictaduras, en especial la castrista, para mover determinados resortes a su favor.

¿Fue acaso una torpeza de Pérez Roque? O una jugada bien calculada ante un pie forzado que venía como anillo al dedo intrigante de La Habana. Si Obama es el que verdaderamente interesa a Castro y sus adeptos, con esos atisbos de simpatía solo consiguen restarle boletas al senador de Illinois. ¿Será ese el resultado que buscan? 
Por su parte Chávez mal entonaba uno de sus acostumbrados canturreos, para demostrar alegría por el próximo final de la era Bush, y tal vez republicana. Mientras el mandatario norteamericano concluye su término en la Casa Blanca y se apresta a abandonarla, el de Venezuela trata por todos los medios de imponer su presencia por décadas en Miraflores. Pero en beneficio de Chávez tal vez él sea sincero en su júbilo, calculando que de ser Obama el próximo presidente, esto le ayudaría a mejorar su imagen en Washington. 

Barack Obama dijo estar dispuesto a resolver los problemas que confronta su país con otras regiones del planeta. Entre ellos Cuba y Venezuela. En el primer caso se hace evidente la preferencia por el clima de confrontación pacífica donde pueden desarrollar a sus anchas el papel de héroes enfrentados a la gran potencia.

Después de diez mandatarios estadounidenses, de ambos partidos, que han pasado por la Casa Blanca, poco se adelantó en los prometidos esfuerzos por democratizar la Isla. Algunos trataron de hacer algún gesto, tomando como base las vías pacíficas. Lo hizo Ronald Regan a través de unos contactos malogrados. A Carter hay que reconocerle el mérito de haber avanzado un gran trecho, y si no lo hizo más fue porque las malas mañas de Castro frustraron el intento de acercamiento. Clinton no tuvo mejor suerte.
Durante la actual administración de George Bush, acusada de aumentar el rigor del embargo, se autorizaron las mayores cifras de ventas en alimentos y otros rubros al gobierno cubano. 

A pocos días del 4 de noviembre la estrategia de Pérez Roque, en caso de ser sincero en su preferencia, consigue ponerle un pequeño traspiés a la carrera de Obama. Insignificante, porque en realidad los asuntos de la gran nación tienen mayor peso para el electorado que los de la ínsula caribeña. Pero una declaración hecha con tan poca sabiduría debe llamar la atención en sentido inverso, sobre todo tratándose del candidato que pudiera poner punto final a los pretextos castristas. No hay peor ciego que el que no quiera ver, ni peor sordo que el que no quiere escuchar. Por otro lado los acuerdos logrados con la Comunidad Europea y el acercamiento a Moscú, parecen alentar el sostén del diferendo con Estados Unidos, muy útil para justificar el prolongamiento del poder totalitario. 

En pocos días quedará abierto un nuevo ciclo en la política norteamericana. Para muchos este no traerá grandes sorpresas. Los menos escépticos apuestas al triunfo demócrata, considerando que Obama podrá zanjar las discrepancias. O al menos dejará el terreno en mejores condiciones para lograrlo. Los que miran hacia Mc Cain confían en que este no dará tamaño paso. No tienen en cuenta que el anciano republicano resulta una incógnita por ser uno de los menos conservadores dentro de su partido. Artífice del restablecimiento de relaciones con Vietnam, supo poner su espíritu de hombre político por encima de viejas experiencias como prisionero de guerra torturado. ¿Acaso podrá ser Mc Caín y no Obama el que cierre la válvula del oxigeno que ha ventilado los pulmones propagandistas del castrismo?

 

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