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24 de octubre de 2008
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A Richard no lo perdonan

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - La dictadura castrista no perdona a Richard Stephen Heyser siquiera después de su muerte. Hace unos días, la prensa cubana, al comentar la muerte del piloto norteamericano señaló, sugiriendo que el destino lo hubiera condenado, que Stephen falleció, solitario, en un asilo de ancianos de Florida.

No importa que Stephen Heyser haya terminado sus días acompañado o solo, como señaló el periódico Granma el 11 de octubre. El piloto y ex teniente coronel pasará a la historia como el hombre que, tripulando un avión espía U-2, tomó las fotos de los cohetes soviéticos emplazados en territorio cubano, lo que dio lugar a la Crisis de Octubre, en 1962.

Temeroso de provocar una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el día 28 de ese mes Jruschov acordó con John F. Kennedy, a espaldas del líder cubano, desmantelar el emplazamiento de los misiles y llevárselos de nuevo a casa. Por su parte, Estados Unidos no invadió Cuba, no hubo ataques aéreos ni bloqueo naval. Ambos gobernantes apelaron a la racionalidad, y pese a la actitud de rechazo de Fidel Castro, el mundo respiró en paz. 

En una ocasión, entrevistado por la prensa estadounidense, Richard Stephen declaró su satisfacción porque la Crisis de Octubre hubiera terminado pacíficamente. “Nunca quise contribuir con mi trabajo a una tercera guerra mundial”, dijo. 

Pero, ¿era el destino de Cuba recibir los estragos de algo parecido a una bomba nuclear muchos años después de la Crisis de Octubre?

El comandante Castro, obsesionado con una invasión yanqui a la isla, comparó los efectos del ciclón Gustav con los de las bombas nucleares  lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Incluso exhortó a los científicos cubanos a que compararan la destrucción de Gustav, a todo lo largo del país, con el daño que ocasionan las bombas atómicas.

Días después, dos científicos del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología afirmaron que un huracán y una bomba nuclear poseen similitudes, y que la capacidad de destrucción del huracán es mucho mayor (sin comentarios). Quizás el apocalíptico mandatario cubano hubiera preferido enfrentarse al fin a la guerra contra Estados Unidos que lleva medio siglo esperando, que a una catástrofe de la naturaleza.

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