Terror expreso en el oriente

Aleaga Pesant

HOLGUÍN, Cuba, octubre (www.cubanet.org) -  De Guantánamo a Camagüey, la zona oriental de la isla está sometida a inescrupulosas medidas de seguridad y detención contra los disidentes económicos. El pretexto es la desastrosa situación creada por el paso del huracán Ike por esa región.

Las seis provincias más orientales del archipiélago, las más pobres y menos industrializadas, se ven sacudidas por arrestos y juicios sumarios contra los pequeños comerciantes.

Todo cuanto se lleve en una jaba o bolso puede ser sospechoso para la policía o los delatores de barrio. Tener materiales de construcción en la casa también es objeto de represión. El pretexto puede ser no acreditar su procedencia.

Todo esto dentro de un estado de cosas donde la corrupción y el robo se convierten en actitudes generalizadas del sistema y las palabras “resolver” o “por la izquierda”, adquieren contenido práctico.

Sobre el tema de la represión se hacen eco, hablando de manera positiva, periódicos provinciales como el Sierra Maestra, de Santiago de Cuba, y La Damajagua, de Bayamo; las emisoras de radio y televisión, todos controlados por el gobierno y el Partido Comunista. Los medios entrevistan a fiscales que comentan y justifican la dureza con que se aplicarán las leyes, cercanas al estado de excepción. A lo anterior se suman los rumores echados a correr por la policía.

Lizet Bravo, periodista independiente y directora de la Agencia de Prensa Libre Oriental (APLO), comentó que en la ciudad de Santiago de Cuba se efectuó una reunión con administradores del sector gastronómico  y empresas de alimentos y servicios especializados (restaurantes y bares), para amenazar a los directivos y exponerles la importancia de responder ante cualquier expresión de descontento por parte de la población; además se les explicaron las formas de comunicar cualquier hecho de este tipo a las autoridades.

Un ciudadano de Bayamo, en la puerta de su casa, contó como presenció la detención de un transeúnte por llevar tres botellas de aceite y conjeturó sobre la posibilidad de que se produzcan enfrentamientos entre la población y el orden público, por lo injusto de los sucesos.

Aunque la mayoría de la población responsabiliza a los huracanes con la actual represión, se habla de que varios meses antes de los ciclones ya se venían realizando razias contra “buzos” (buscadores de desperdicios) y vendedores por cuenta propia en Ciudad de la Habana. Estas redadas concluyeron en juicios sumarios con elevadas multas y limitaciones de la libertad con internamiento y trabajo social.

Quienes responsabilizan a los huracanes se hacen eco de la “dictadura del proletariado”, que achaca a los fenómenos naturales la destrucción de las cosechas y la ausencia de productos alimenticios en los mercados. 

Sin embargo, otros analistas proponen que, en vez de aumentar la represión, el gobierno abra posibilidades para el mercado interno y reciba la ayuda de los Estados Unidos y la Comunidad Europea, como forma de paliar la crisis.