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24 de noviembre de 2008

 

OPINIÓN
 

Pablito FG, la especulación en Miami 

Miguel Saludes

MIAMI, Florida, noviembre, (www.cubanet.org)
 
Siempre donde voy, oigo preguntar 
oye, ¿cómo está La Habana? 
Me he dado cuenta  
que todos quieren saber qué pasa, 
que todos quieren hablar 
si de La Habana se trata 
Unos se acuerdan de sus vivencias 
y sienten nostalgia. 
Otros que no la conocen 
quieren sentir su magia.
Si voy a París, Londres o Madrid 
Alguien me habla de La Habana... 
New York o Brasil,  
no importa el país 
sale a relucir... 
La Habana.

El fragmento anterior forma parte de la letra de La especulación de La Habana, uno de los temas más populares del repertorio de Pablo FG. Pero si en alguna parte se quiere saber muchas más cosas, no solo de la capital cubana, sino de todo el panorama nacional de la ínsula caribeña, ese sitio es Miami. Y el foco de interés abarca un panorama que trasciende el terreno socio cultural. La situación política, desgraciadamente, es uno de los temas que no puede ser ignorado. Este aspecto es uno de los componentes principales del drama vivido por la sociedad cubana desde hace medio siglo.  

Pablo FG se presentó en La Covacha, un conocido centro nocturno de la ciudad floridana. Fue esta la tercera estancia del salsero cubano en la capital del pecado, de acuerdo al modo de ver castrista.  

El escándalo repuntó temprano, casi a pocos minutos de la llegada del cantante. El espectáculo protagonizado en la Terminal aérea entre el equipo noticioso de un canal local y los representantes del salsero, dejaron a los espectadores asombrados. Nadie, a no ser el pequeño grupo de diez personas que protagonizara la barahúnda, estaba al tanto de lo que allí ocurría ni del personaje envuelto en la trifulca.  

El cantante pudo haber salido airoso de todo este dilema cargado de colores políticos, y casi lo logra cuando en una entrevista concedida a un programa de televisión manifestó que la música era su tema, excluyendo la política de su mundo de intereses. Un poco más adelante cayó en el terreno pedregoso al añadir que: ..:"Creer en Fidel hasta cierto punto ha sido una suerte, nosotros hemos sido por toda una vida gente que ha creído en el Comandante y hemos vivido tranquilamente, honradamente haciendo nuestros sueños artísticos.” 

Palabras muy fuertes para una comunidad de compatriotas que lleva de alguna manera las huellas del castrismo clavada en sus almas. Una de ellas es precisamente la dueña del local donde se presentaba.  

Ciertamente Pablo FG es un creador. Nadie debe reclamarle declaraciones al estilo de las que se evaluaban en épocas recientes desde Cuba, cuando los gendarmes de la cultura nacional al servicio de las directivas partidistas decidieron sacar del aire a reconocidos artistas internacionales. En casi todos los casos las razones de la prohibición estaban basadas en la ideología. Dar un concierto en el Chile de Pinochet fue suficiente para que durante décadas los cubanos dejaran de escuchar en las emisoras de la isla a Julio Iglesias, Rafael, entre tantos otros. Cualquier enunciado contrario a los postulados del régimen era suficiente motivo para engrosar una lista que se hizo sumamente extensa.  
Ahora, después de declarar no gratos a decenas de artistas cubanos por radicarse en Miami y otras ciudades de Estados Unidos, nos enteramos que varios de los del patio acostumbran a menudear el territorio prohibido, lo cual no es criticable si las cosas fueran recíprocas y los exiliados también pudieran cantar en su país natal. ¿Serían cuestionados allí sobre sus valoraciones de índole político? ¿Cómo reaccionaría la prensa oficial cuando ellos manifestaran que vivir en democracia les ha sido beneficioso?

El caso es que Pablo FG no miente cuando habla sobre todo lo bueno que le ha pasado bajo el manto del fidelismo. En esto hay que reconocer que ha sido sincero. Realmente no tiene por qué ser anti fidelista. Con ciudadanía italiana, y las ventajas que esta le ofrece, mantiene dentro de Cuba un nivel, merecido por su trabajo, pero por el que muchos han sido catalogados de burgueses. Y entre la isla caribeña y la bota europea Pablito vive alejado del comunismo por el que otros deben irse al exilio o penar tras las rejas.

Otras lecturas ha ofrecido este penoso incidente. Mientras un grupo de exiliados reclamaba contra las palabras del visitante, y hasta organizaban una protesta frente al lugar de su presentación, otros optaron por ir al concierto pasando por alto la connotación del hecho. Para ellos solo valía la actuación de su ídolo, que ellos siguen escuchando en esta parte del continente, no solo en la privacidad sino hasta en amplificaciones abiertas de negocios y restaurantes.  

El cambio generacional se hace realidad a ambos lados del estrecho de la Florida. A pesar de lo que dijo Pablo FG el número de protestantes no rebasó el centenar y medio de personas. Menos de los que fueron a su espectáculo y menos aún de los decidieron expresar repulsa hacia el visitante.  
 

Aún en el calor de lo acontecido, y cuando Pablito terminado su contrato regresaba a Europa, o a la cercana Cuba, llegaba otro conocido cantante de la Isla. Pedrito Calvo, ex vocalista de los Van Van, con menos especulación y sin hacer mucho ruido, realiza una nueva incursión en los escenarios nocturnos de la polémica Miami, considerada todavía la capital de los cubanos en el exterior.

 

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