La reflexión de la reflexión

Adrián Leiva 

El diario Granma publicó en días pasados otras de las reflexiones del ex presidente Fidel Castro. Por la naturaleza del tema llama la atención la contradicción que lleva implícita el mismo.

El escrito se titula El Socialismo democrático.

Claro que Fidel no halaga para nada la socialdemocracia europea considerada como burguesa, sino la dicta-modelo chavista.

Durante años, la palabra socialismo ha servido, bien distante de su naturaleza, social, política y económica, para disfrazar dictaduras y sistemas totalitarios, como los existentes durante la época Soviética en la Europa del Este, algunos países del Asia, y la de Cuba posterior al año 1959.

Durante el escrito de referencia, Fidel defiende el proceso "Bolivariano" del Presidente Hugo Chávez, señalando que es un modelo de Socialismo Democrático, y que el mandatario venezolano llegó al poder por elecciones libres bajo una "Constitución Burguesa".  

Fidel Castro no deja duda en sus palabras, que la ex Constitución Burguesa, atrasada y explotadora, según sus reflexiones, y la actual en ese hermano país sudamericano, admiten las libertades civiles y políticas, lo cual incluye el pluripartidismo, la libertad de prensa y todos los demás derechos humanos, civiles y político reconocidos universalmente.
El ex gobernante cubano omite que el pueblo cubano, gracias a su socialismo, tiene sobre su cabeza las ilegitimas salidas definitiva y la repatriación de quienes jamás han renunciados a su Patria; término humillante y antipatriótico que existe en Cuba, donde la Patria fue raptada por el poder político entre otras vejaciones que sufrimos los cubanos desde que el ex presidente Fidel Castro tomó el poder.

No cuestiono para nada la validez de un intercambio comercial más justo y la necesidad de buscar fórmulas democráticas para un nuevo orden social en el mundo, aspecto al que tan bien hace referencia el ex gobernante cubano, pero como siempre sin mirar la paja de su propio ojo.

La realidad es que en Cuba donde se auto titulan socialistas, no existen elecciones democráticas desde el año 1948, la actual Ley  72, Ley electoral es inconstitucional en su esencia jurídica, los partidos políticos están prohibidos, el Estado tiene control sobre todos los sindicatos y la vida misma de cada ciudadano.

Las cárceles cubanas guardan presos políticos por defender los derechos humanos y la libertad de prensa.

El propio Fidel Castro jamás se ha sometido a unas elecciones presidenciales directas ante el pueblo cubano. Quizás le envidie eso a su caricatura clonada de Hugo Chávez, además de su petróleo.

Si la Constitución Bolivariana de Chávez es democrática entonces que el gobierno cubano, aplique para todo el pueblo de Cuba, el disfrute de los plenos derechos civiles, políticos y económicos, que desde hace cincuenta años estamos privados todos los cubanos.

Detrás de fachada de la "democracias y la justicia social" ambos gobernantes esconden su verdadero rostro, la realidad cubana demuestra con hechos que es una dictadura y Hugo Chávez acaba de amenazar con sacar los tanques para la calle si la oposición gana las elecciones. En dos palabras que ambos sistemas utilizan la palabra socialismo para manipular ideologías creando confrontación y división entre los seres humanos, la familias y toda la sociedad.

Ninguna ideología política que se erija sobre la negación de la condición humana de las personas es democrática. Simplemente son dictaduras con rostros de populismo.

En Cuba el natural derecho a la condición ciudadana de todo cubano está mediatizada y predeterminada. ¿Eso es socialismo? O más bien antihumano y anticubano.
La realidad sobre la que debería reflexionar el ex presidente Fidel Castro es sobre la destrucción material y moral de la toda la familia y la sociedad cubana tras cincuenta años de su llamado socialismo.

Pero los dictadores dejaron de sentirse seres humanos desde que se negaron esa condición a sí mismo y no pueden ver a su prójimo de otra manera que como el esclavista miraba a los esclavos. Propiedad de su sistema.

Sus propias palabras en ese escrito dejan esa impresión y la realidad cubana lo ratifica.