29 de mayo de 2008       VOLVER AL INICIO
 
 

A pagar allá

¿Forma parte la 'liberalización' de la telefonía celular del proceso que han vivido las telecomunicaciones en el mundo en los últimos diez años?

Michel Suárez, Madrid

A principios de año, Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), elogió la liberalización de las telecomunicaciones "por ser un instrumento vital del crecimiento económico y el desarrollo".

"Los impresionantes resultados que hemos visto en 10 años de apertura de los mercados de las telecomunicaciones, demuestran lo crucial que puede ser para las economías la liberalización del comercio de servicios", agregó Lamy.

Las cifras de la OMC son incontestables y envían un mensaje a todo el que desee oír: el acceso a las telecomunicaciones (densidad telefónica mundial) ha pasado de menos del 15% en 1996 a más del 60% en 2006. A finales de ese año, el número de abonados a la telefonía celular se había multiplicado por 20.

Particularmente en África, las tasas de crecimiento de la telefonía móvil son ahora superiores al 50% anual y se encuentran entre las más elevadas del mundo. Entre 2001 y 2006, el promedio de abonados aumentó un 200% en Liberia y un 250% en Níger.

Sin embargo, ¿qué pasa en Cuba? ¿Forma parte la "liberalización" de la telefonía móvil del proceso de desregulación que han vivido las telecomunicaciones internacionales en los últimos diez años?

La respuesta se obtiene con la clarificación de ambos procesos. Entre 1998 y 2008, varios países implementaron medidas legales para reducir los denominados "monopolios naturales" en las telecomunicaciones (privatizaron los entes públicos, estimularon la inversión extranjera y crearon organismos estatales reguladores de la actividad). Mientras tanto, la decisión de Raúl Castro apenas representa el tránsito cubano del cuarto al tercer mundo, con lo peor del capitalismo salvaje (sólo tienen acceso al desarrollo tecnológico los estratos más adinerados) y con la renuencia a liquidar las prácticas monopólicas de Estado, de sobrado historial ineficiente.

Casos comprobados

En un foro de la OMC sobre los diez años del proceso, Daniel Annerose, director ejecutivo de una empresa de servicios de información basada en Senegal, reconoció que "lo más sorprendente" que ha ocurrido en este tiempo ha sido la aparición del teléfono móvil.

"Lo más interesante es que las personas con ingresos bajos pueden utilizar un teléfono móvil o tener acceso a él. Eso es posible, porque el mercado se ha liberalizado, es decir, desreglamentado, y los operadores de telefonía móvil encuentran en la actualidad formas de vender sus servicios y dar acceso a la red a todos los sectores de la población", añadió. Nada que ver, a día de hoy, con la situación cubana.

De forma general, en países donde se han producido procesos de privatización y de apertura de las telecomunicaciones, la densidad telefónica y el acceso universal han aumentado, y los precios, disminuido. Al menos, como regla.

El caso de Colombia es ilustrativo. Un estudio jurídico de la Pontificia Universidad Javeriana documenta varias fases sobre la titularidad de la prestación de servicios. Las cinco más importantes:

-Ley 198 de 1936: "Los servicios de telecomunicaciones sólo pueden prestarse por el Estado o por las personas naturales o jurídicas con las cuales se haya contratado (…) en nombre de aquel…".

-Ley 55 de 1959: "El gobierno (…) podrá autorizar la celebración de acuerdos (…) que no obstante limitar la libre competencia, tengan por fin defender la estabilidad de un sector básico…".

-Decreto 1302 de 1964: Precisa los sectores "básicos" e incluye a las telecomunicaciones entre estos.

-Artículo 336 de la Constitución de 1991: "Ningún monopolio podrá establecerse (…) con una finalidad de interés público o social…".

-Ley 142 de 1994: "Es derecho de todas las personas organizar y operar empresas que tengan por objeto la prestación de servicios públicos…".

No en vano, según cifras oficiales, Colombia pasó de contar con una densidad telefónica de 1,45 en 1960 a otra de 17,19 en 2007. Abriendo los sesenta, Cuba le superaba en más de un punto. La Isla tenía entonces 2,6 líneas por cada cien habitantes. El año pasado, según datos de la Unión Internacional de las Comunicaciones (UIT), la densidad cubana era de 8,61, la mitad de la colombiana. Esto, en cuanto a servicios fijos convencionales.

Haití es actualmente el país peor interconectado de las Américas, con sólo 1,73 líneas por cada 100 habitantes. Los otros dos casos críticos son Bolivia (7,12) y Cuba (8,6). El promedio continental es de 32,59, una cifra que decrece en relación con 2002.

Bajan los fijos, crecen los móviles

Una de las causas de la menor cantidad de líneas básicas tiene que ver con el empuje de la telefonía celular. En la propia Colombia, con una población de 45 millones, hay 33 millones y medio de usuarios de móviles. En España (45 millones de habitantes), el número de líneas de este tipo supera los 50 millones. La tasa de penetración, según un observatorio estatal español, se situó en el 112,7%. Cada vez hay más hogares en los que el móvil ha desplazado al fijo, utilizándose el primero como opción única para evitar duplicidad de costes.

Quizás lo anterior sacie la inquietud del comentarista Pablo Valiente, aparecida en Juventud Rebelde en abril pasado, a propósito del tratamiento dado por la prensa internacional a la "autorización" de los celulares en la Isla.

"…No dejaré de preguntarme cómo, con tanto desarrollo sin bloqueos y tanta abundancia mercantil, los verduleros de noticias venderán la buena nueva de que la densidad de hogares sin teléfono de España dejará de ser un día el doble de la Unión Europea", escribió Valiente en un artículo en el que desprecia el valor (relativo, pero valor al fin) de las estadísticas.

"Los mercados emergentes, esos que tanto se elogian para empujarnos a seguir la comparsa, se parecen más al de Cuba. Pero las cifras siempre son manipulables. En tanto tienen poblaciones mayores que la nuestra, se magnifican los millones de aparatejos y servicios vendidos", agregó el comentarista. Su conclusión ignora el significado de los conceptos "densidad" o "tasa de penetración" (que resuelven estadísticamente las diferencias de población) y justifica la hecatombe nacional.

Los informes de organismos solventes desestiman las tesis que intentan incluir a Cuba en la misma situación de los mercados emergentes, como señala Valiente. Si dejamos de lado los veloces avances europeos, encontramos un continente africano paupérrimo, en general, pero resuelto en el avance de las telecomunicaciones.

La media africana de usuarios de móviles es de 27,48 por cada cien habitantes, según datos de la UIT de 2007. Cuba, antes de la autorización de Raúl Castro, sólo tenía 1,76. Haití, 22,9.

Actualmente, el Banco Mundial, la UIT y Naciones Unidas llevan a cabo la iniciativa "Conectar África", para movilizar recursos financieros, humanos y técnicos que reduzcan las brechas tecnológicas y estimulen el crecimiento económico, el empleo y el desarrollo de la región.

El Banco Mundial considera que los teléfonos móviles se han convertido en un "poderoso factor de igualación social" y destaca cómo en el decenio 1995-2005 se invirtieron 25.000 millones de dólares en el África Subsahariana. La inversión ha sido realizada, principalmente, por operadores privados, lo cual ha generado una "gigantesca expansión de redes", como resultado de la apertura a la competencia, las reformas de las empresas estatales y el establecimiento de entidades reguladoras independientes.

El camino cubano

Hasta ahora, La Habana no ha expresado la intención de descentralizar el sector, es decir, de permitir otras compañías u operadores independientes del Estado. Telecom Italia, presente en el país desde 1994, posee casi el 30% de las acciones de ETECSA. El gobierno detenta el 51%, y otras empresas financieras, cubanas y extranjeras, el resto.

En 2006 venció el insólito régimen de exclusividad firmado entre las autoridades y la compañía italiana (12 años, según un informe del Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba), sin que se den pasos para terminar con el monopolio actual.

Incluso aunque esto cambiara, la excesiva politización de las decisiones económicas y los criterios arbitrarios en la promoción y uso de las telecomunicaciones (censura, espionaje ilegal, política irracional de precios) no permitirían a Cuba avanzar tanto como los países africanos. En las actuales circunstancias, el Estado no se conforma con el papel que le corresponde en una economía moderna: legislar, regular y arbitrar; así como atender los desequilibrios que no logra remediar el libre mercado.

Cuba (1,76 celulares por cada cien habitantes) volverá a superar a Colombia (73,5 por cada cien habitantes) cuando los sucesores de Raúl Castro entiendan que "el desafío principal que enfrenta el Estado es la promoción de la competencia", como dice Enrique Rivera Urrutia en su ensayo Teorías de la regulación en la perspectiva de las políticas públicas.

 

 

 

 
 
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