27 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Los niños tienen nombre y apellido

Yosvani Anzardo Hernández

HOLGUÍN, Cuba, mayo (www.cubanet.org) -  Conozco a alguien que sufre de fuertes dolores de muelas y no hace nada por remediarlos. En ocasiones las lágrimas delatan un profundo dolor. Su muela es sólo una excusa, sus dolores físicos se agravan con cada agresión a la dignidad de sus hermanos y con cada humillación que sufren los agresores, pues humillar, humilla. ¿Cómo es posible que no vean y actúen contra lo evidente? ¿Cómo es posible que los principios que creen tener no les diga nada cuando debería gritarles ¡auxilio!? Se están enfrentando al pueblo y comienzan a pagar por ello.

En este tipo de situaciones siempre los grandes jefes culpan a sus subordinados, pero los culpan por el fracaso, no por sus actos. En un país centralizado no queda autonomía si no para intentar limpiar su imagen. 

He recogido la historia de los desalojos en Holguín. He buscado hasta los detalles más insignificantes. Las imágenes delatan la crueldad, la miseria espiritual humana del represor por encima de la miseria material de las víctimas: pesados equipos mecánicos demoliendo viviendas, cubanos golpeando a cubanos que intentan defender sus hogares, niños intentando suicidarse porque suponen que nadie los quiere, o incluso prendiéndole fuego a su casa.

Los niños tienen nombres y apellidos, nacieron y viven en esta tierra, y por primera vez te digo, hermano que perdió el rumbo, eres un asesino. Agredes por maldad, atacas incluso a personas que marchan pacíficamente al lado de niños con carteles que dicen Viva Fidel, Abajo las injusticias, Abajo los desalojos.

Un día, si al final de todo esto tienes un día, escucharás la historia de los abusos que en nombre del poder cometes hoy y cuyos detalles por el momento no puedo escribir; y es que soy culpable por no poder evitarlo. Soy culpable por no hacerte entender que estás en el camino desandado por la maldad a lo largo de la historia humana, que son las mismas razones y hasta casi con los mismos argumentos. Por ello me empeño en que te hablen hombres de otros tiempos que vivieron lo mismo que hoy vives tú.

Almafuerte nos dice que “No hay lágrimas más fastidiosas que las de aquellos que pudiendo ser no lo fueron. El dolor para los débiles suele ser una puerta que se cierra y para los fuertes una puerta que se abre”. Entiende que con el dolor del pueblo estás abriendo puertas peligrosas para ti. Hasta hoy me has demostrado odio.

Recuerda que según Nietzsche: “Quien dispone de un para qué vivir, es capaz de soportar casi cualquier cómo”, por ello haz cuanto quieras y me harás mejor. Oye a Bach cuando dice que “tú conciencia es la medida de la honradez de tu egoísmo. Escúchala atentamente” y es que “lo que la oruga interpreta como el fin del mundo es lo que su dueño denomina mariposa”.

 

 

 

 
 
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