26 de mayo de 2008       VOLVER AL INICIO
 
 

La cubanía del 2008

By GLORIA LEAL

Hasta dónde nos ha calado la cultura norteamericana? ¿Hasta dónde puede penetrar? ¿Cuál es la diferencia entre integración y asimilación a otra sociedad?, o será que a veces lo que hacemos es sólo importar el idioma al nuestro y traducir el pensamiento, pero sin integrar la cultura. ¿Será división, separación o segregación debido a nuestro ubérrimo nacionalismo?

Todas estas preguntas vienen a raíz de un incidente muy gracioso, pero sumamente revelador sobre la transculturación a la que estamos expuestos a diario en esta ciudad, con una población en constante movimiento que se nutre de muchos pueblos hispanos, sus regionalismos y sus modismos. Me sucedió el pasado fin de semana.

Al cubano le cuesta mucho trabajo dejar de ser cubano. Es más, para la mayoría es imposible, así viva 100 años fuera de Cuba. El orgullo o la soberbia cubana nos lleva a extremos que molesta a otros pueblos, a veces con razón y otras sin ella. Al punto de que miles de personas van todos los años a este evento.

El domingo pasado fui a esa feria cubana llamada Cuba Nostalgia, ese gran emporio que han montado Leslie Pantín y Emilio Calleja, ahora con sede en el Youth Fair. Una nave inmensa, seguida de otra nave menos inmensa donde se exhibe todo tipo de parafernalia cubana, de la Cuba de ayer, la de antes del 1959 precastro, y otro tipo de parafernalia mucho más comercial de la Cuba de Miami.

Del ayer, la música de Aragón y Fajardo, la pintura de Lam y Amelia, el mapa del Vedado y de Miramar con lugares identificados pre 59 como el Vedado Tennis Club, las reminiscencias de equipos de pelota, los souvenirs de Montmartre y Sans-Souci, la reproducción de una vitrina de El Encanto, la majestuosa tienda por departamento desaparecida en un acto de sabotaje; el muro del malecón con la foto del Morro detrás, la Catedral de La Habana, el Santuario del Cobre.

Al Miami cubano lo representan pintores como Unzueta, Molné, Calzada con sus vitrales, gallos, guajiros repetidos, perennes; música de Albita y Chirino, guayaberas halter de mujer, T-shirts con todo tipo de identidades impresas desde Cubanita hasta Cuban American, mesas de dominó superlaqueadas, tabaquerías, joyerías con monedas precastro a manera de aretes, broches y sortijas de palmas reales, libros de autores del exilio, símbolos de la cubanía que se niega a morir.

Las barras de Bacardí con mojitos y daiquirís, la comida criolla desde papas rellenas hasta frijoles negros, y los quioscos de café también están estratégicamente situados.

El empeño de seguir prolongando la nostalgia cubana es tal que si seguimos en el exilio 50 años más esta feria ocupará varias naves y terminaremos habiendo reproducido las seis provincias originales con sus valles y montañas, sus edificios y sus playas, de cartón, claro.

Y volvamos al tema de la transculturación o asimilación. En este caso no se trata de dos culturas de dos países diferentes. Sino de un mismo país, una misma isla, que ha cambiado tanto a su gente que muchas palabras coloquiales, dichos y refranes no sólo han adquirido un nuevo significado en 50 años, sino que han surgido tantos neologismos y expresiones que sólo dominan los que se quedaron allá y han dado el brinco para acá, importando su cultura. Probablemente, si llevas más de 40 años fuera te cueste trabajo, aunque seas cubano de pura cepa, entender a los que han llegado en los últimos 10. No solamente por su vocabulario, sino por la manera muchas veces de pronunciar el idioma, la entonación y la dicción se hacen tan difíles que tienes que pedir que te lo repitan y que te lo traduzcan, aun siendo el mismo idioma español.

Y ahora viene el punchline del incidente anunciado al principio. Cuando ya me iba de Cuba Nostalgia entré en Maxoly a comprar algún recuerdo de esa jornada. Me encontré con una gorra que decía Asere qué bolá para regalársela a un amigo. No habiendo encontrado todavía después de mucho preguntar durante el último año qué realmente quiere decir esa nueva expresión del cubano de allá que llegó hace poco, pregunto a una señora y al señor que me despachaba la gorra. Qué quiere decir eso de Asere qué bolá. La señora, tan cubana como yo, empezó a pensar y decir cosas sueltas buscando la manera de mejor explicarme el significado de la expresión, hasta que encontró la solución y me dijo: Quiere decir algo así como Bro, what's up?

¿Asimilación? ¿Integración? ¿Traducción?

 

 

 

 

 
 
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